Ya desde la tranquilidad de su hogar, Elba Esther Gordillo diagrama lo que serán sus próximos pasos en política, con una cambio de gobierno que parece prácticamente sellado. Recibe cada vez con más frecuencia a sus históricos colaboradores, que escuchan las primera definiciones de lo que vendrán para la maestra.

Elba Esther repite entre sus amigos que tiene clarísimo que no está con la edad, la voluntad ni la salud para zanjar venganzas con el entorno de Enrique Peña Nieto, a quienes desde luego culpa por su encierro.

Sin embargo, Gordillo busca sólo tres objetivos una vez que Andrés Manuel López Obrador llegue a Palacio Nacional. El primero, recuperar la libertad. Pero sueña con otras dos revanchas personales, y apunta a quienes considera que sí la traicionaron.

El primer apuntado es Luis Castro, quien fuera su secretario particular, y en 2011 tomaría la conducción de Nueva Alianza. Se trata de un hombre que negoció con Los Pinos una vez que la maestra cayó en prisión. La idea de recuperar su partido la obsesiona.

Su nieto, René Fujiwara, ya dejó algunas pistas en ese sentido: "Estoy convencido que Nueva Alianza pronto dejará de existir. Se está autocondenando, que en paz descanse. Al cerrar una puerta se abre una ventana, y cuando PANAL pierda el registro, podremos acercarnos a partidos que nos entiendan mejor".

Gordillo apunta también contra Juan Díaz de la Torre, el segundo de los apuntados. "La maestra quiere recuperar el sindicato, no para ella, sino para alguien cercano que obre de interlocutor con el Gobierno", explicaron a este medio.

La actividad de Elba Esther creció en las últimas semanas. Como reveló LPO, en días previos quien la habría visitado es nada menos que Rafael Moreno Valle, en un intento de acordar una colaboración mutua en Puebla, en donde la esposa del ex gobernador se juega voto a voto la elección con Miguel Barbosa.