En medio de una crisis humanitaria, política y mediática disparada por las nuevas directrices migratorias, hoy se supo que Estados Unidos se va a retirar del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Una de las justificaciones, según informó Nikki Haley, embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, es "un prejuicio crónico contra Israel".

La decisión se venía rumorando desde hace meses. De hecho, desde el año pasado Haley advirtió que su país saldría del Consejo si no había reformas sustantivas. El rompimiento se dio después de tensas negociaciones en Ginebra, sede del Consejo, entre la embajadora y funcionarios de otras naciones.

Según reportes, Estados Unidos estaba tratando de modificar algunos puntos en la agenda del organismo por considerar que atacaban a Israel de manera particular. Otras demandas de Haley eran la posibilidad de expulsar a miembros del consejo que violaran los derechos humanos de sus ciudadanos y un criterio más exigente para los nuevos miembros.

Haley dijo que se trataba de un organismo "que no merecía tener ese nombre".

La noticia ocurre mientras miles de niños indocumentados están hacinados en centros de detención cerca de la frontera entre EU y México. Las nuevas políticas migratorias de la administración Trump han sido condenadas a nivel mundial y en su propio país por inhumanas y brutales.

La relación entre EU y Naciones Unidos ha sido tormentosa desde la llegada de Donald Trump. Entre las medidas más escandalosas está el recorte de casi 300 millones de dólares de financiamientos para el organismo internacional; y la mudanza de la embajada de EU de Tel Aviv a Jerusalem, decisión que fue condenada por la mayoría de los países miembro.