Esta semana Grupo Reforma tuvo la primicia de una reunión en el sur de la Ciudad de México entre Enrique Peña Nieto, Jesús Murillo Karam y Carlos Salinas de Gortari. El dato del encuentro circuló fuerte al interior del Gobierno y del PRI y por estos días arrecian diferentes interpretaciones así como informaciones cruzadas.

Para empezar se habla de dos participantes adicionales que por diversos motivos no habrían sido consignados por el matutino. El secretario de Acción Electoral del PRI, Rubén Moreira, y el gobernador de Campeche, Alejandro "Alito" Moreno Cárdenas. Dos jugadores a considerar en el futuro inmediato del tricolor.

Se abordaron diversos asuntos pero el fundamental, y que explica la presencia de Murillo es el caso Ayotzinapa, que por estos días altera la calma en la Corte Suprema. Un tribunal federal de Tamaulipas fustigó la investigación de la PGR y ordenó una Comisión de la Verdad para entender lo ocurrido en esa madrugada fatídica, en Iguala.

Enrique Peña Nieto está preocupado por el futuro de ese proceso no tanto a nivel personal, sino más bien por lo que la supuesta Comisión podría implicar para el futuro del PRI bajo un probable gobierno de Morena. El Presidente cree que ese grupo recibiría tal impulso como para que el gobierno de las reformas estructurales luego pase a ser el gobierno en cuál se dio una matanza de normalistas. Es un golpe frontal para alguien tan inquieto por su legado.

Y para el PRI tendría un efecto demoledor, especialmente si en el recambio de autoridades partidarias, que llegaría en los primeros dos meses tras la elección,  el tema se utiliza para denostar a los protagonistas actuales.

La suspensión de la Comisión por parte de la Corte se está transformando en un giro decisivo para el poder que ya planifica su retirada.