El Nuevo Aeropuerto de la CDMX se va a convertir en el eje de tensión de la transición entre el PRI y Morena. Javier Jiménez Espriú, nominado para SCT, ya manifiesta que en 30 días sabrá si el proyecto es viable o no. 

Es un punto de fricción con el gobierno saliente porque además el staff de Jiménez Espriu quiere revisar desde este viernes contratos asignados y mecanismos de contratación así como también ya está en su poder las demandan judiciales motorizadas contra la constructora ICA por firmas perdedoras de licitaciones. 

El dato más contundente que llega desde Morena: Jiménez Espriú ya le pidió al equipo de Gerardo Ruiz Esparza una serie de datos e informaciones sobre el proyecto. El actual secretario espera autorización de Enrique Peña Nieto que por ahora no ha llegado.

LPO pudo conocer que la auditoría del proyecto del Nuevo Aeropuerto tiene tres aristas centrales: análisis de impacto social y ambiental, análisis  financiero y de contratos y análisis de infraestructura y desarrollo urbano. El ingeniero ha formulado es escala de estandares y se los ha presentado a AMLO. Si alguno de los tres aspectos termina desaprobado el proyecto se suspende aún en caso de que en los otros dos existan elementos salvables.

Un dato clave y dicho por el propio Jiménez Espriú: el nuevo Aeropuerto se hará. Lo que se puede modificar es la locación del mismo así como también las firmas contratadas para llevar a cabo la megaobra.

El Gobierno teme a estas prisas y preferiría que la auditoria se realizara desde diciembre pero AMLO quiere que sea un tema de transición, como ayer martes se lo manifestó a Peña Nieto en el Palacio Nacional.

Ni el Gobierno ni Morena desean, al menos en su máxima plana, una confrontación directa antes de diciembre y por eso el Aeropuerto es un factor de riesgo: si el informe de Jiménez Espriú fuera lapidario y se dieran de baja más de cinco contratos el clima adverso incluso podría traducirse en los mercados..