Después de meses de titulares y condenas por su escandaloso comportamiento al frente de la Agencia de Protección Ambiental, hoy Donald Trump finalmente anunció que había aceptado la renuncia de Scott Pruitt, quizás el miembro del gabinete que más controversial de la administración.

"Dentro de la Agencia Scott ha hecho un trabajo sobresaliente, y siempre le estaré agradecido por esto", dijo Trump sobre el funcionario. El presidente confirmó que el segundo al mando en agencia, Andrew Wheeler, tomaría cargo como director interino.

Pruitt aguantó meses en el cargo a pesar de que múltiples demócratas demandaron su despido. Lo cierto es que el exdirector fue puesto al frente de la EPA por sus nexos con industrias como la petrolera y la minera, que en el pasado habían sido las más afectadas por las regulaciones de la agencia. A su llegada Pruitt eliminó cientos de regulaciones ambientales de las administraciones anteriores, por lo cual había conseguido mantenerse en el cargo.

Sin embargo, de cara a las elecciones de noviembre, en las que los republicanos corren el riesgo de perder el control del Congreso, los escándalos de malos manejos de Pruitt ya eran políticamente insostenibles.

Al funcionario se le acusó de usar costosos vuelos privados; de ordenar seguridad extendida las 24 horas y viajar en un convoy con sirenas, similar al del presidente. Demandas inéditas para un funcionario de su nivel en una agencia como la EPA.