No descansa. Elba Esther Gordillo trabaja con frenesí, pero también con la tranquilidad de haber cumplido sus primeros objetivos. La victoria de Andrés Manuel López Obrador terminará con la persecución -así lo define la maestra- que se desató en este sexenio. La libertad y el cierre de las causas que le abrieron están más cerca que nunca.

Su primer gran victoria, confiesa ante sus allegados, fue haber logrado una dura derrota para Miguel Ángel Yunes en Veracruz, acaso uno de los máximos "traidores" -de nuevo, así lo define Gordillo- en el embate que arrancó tras el triunfo de Peña Nieto.

Yunes era una persona de extrema confianza de Gordillo. Fue la maestra quien lo impulsó en su carrera política. Y en sus peores horas, el ahora gobernador de Veracruz colaboró activamente en el armado de las carpetas judiciales en su contra. Esos vuelcos dolorosos que entrega la política.

Con Yunes abatido, ahora la maestra apunta al segundo objetivo, ya adelantado por LPO: derrotar a Juan Díaz de la Torre, cuyo liderazgo también se debilitó con la victoria de López Obrador. El líder de la SNTE también era un hombre que respondía a Gordillo. "Me dio la espalda para defender la Reforma Educativa", lo acusa ahora la maestra.

Aunque todavía falta un poco para destapar a sus eventuales candidatos para el reemplazo, en el departamento de Polanco ya surgió un primer nombre: Sanjuana Cerda. Se trata de una mujer que mantuvo su cercanía con la maestra, y que incluso fue bloqueada por la Secretaría de Gobernación cuando se enfilaba a obtener una delegación por el ISSSTE en Veracruz. Se presumía que para empezar a operar en contra de Yunes.

El tercer gran objetivo de Gordillo es recuperar su partido, aunque allí hay un debate político entre su entorno: si debe pelear de frente con Luis Castro, o simplemente vaciarle el instituto de militantes como hizo Morena con el PRD.