El conglomerado de radios Grupo Acir, propietario de marcas como Amor FM, Radio Disney o La Comadre, ya avisó a Televisa que de momento no estarÃa interesado en la compra de sus emisoras de la cadena Radiopolis, firma cuya propiedad comparte con el Grupo Prisa.
Sucede que en Televisa apunta a vender las radios por no menos de 170 millones de dólares, monto del cuál le tocarÃa la mitad ya que la otra parte serÃa para los españoles de Prisa. Según la agencia Reuters, Prisa ha aceptado vender su participación.
El pasado lunes hubo una reunión en las oficinas de Acir, en la cual participó José Antonio Ibarra Fariña, director de la división de radios del holding. Luego de hacer cuestas se llegó a la conclusión de que el monto que pide Televisa es exorbitante en un escenario en el cual la publicidad gubernamental se va a desplomar en un 50% con el gobierno de Morena.
CaÃda la opción de Acir, ahora aparecen en el horizonte otros interesados como Milenio o Radiorama. En Imagen, de Olegario Vázquez Aldir, tampoco habrÃa interés de momento.
La fusión Televisa-ACIR ya tuvo un primer intento en el año 2000, cuando Grupo Televisa y la estadounidense Clear Channel Communications Inc. intentaron comprar la mitad de Acir por 101 millones de dólares para fusionarlo con Radiópolis, pero la operación fue frenada por la entonces Comisión Federal de Competencia, el antecedente de la actual Cofece. Fue un conflicto entre el gobierno saliente de Ernesto Zedillo y Televisa.
La combinación de ACIR con Televisa Radio darÃa nacimiento al segundo jugador del sector por número de estaciones, 270 contra 300 de Radiorama, mientras que para el caso de la Ciudad de México ambos grupos ya unidos sumarian 11 frecuencias, equivalentes en número a las de Grupo Radio Centro en esta plaza, el actor sobre el que planean los fantasmas de las investigaciones del IFT por concentración indebida de frecuencias y por poder sustancial de mercado, ya que el 26.09% del espectro de AM y el 17.86% de las frecuencias de FM, más el 57.3% de la audiencia capitalina en manos de GRC, hacen sospechar al regulador del sector.
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