Entre los diversos grupos que dominan la vida de Morena en Nuevo León acaba de aparecer un repentino consenso: todos prefieren que la alcaldía de Monterrey quede para el panista Felipe de Jesús Cantú antes que para el actual alcalde Adrián De la Garza. En la noche del martes hubo diversas conversaciones al respecto porque se esperaba una definición hoy miércoles de parte del Tribunal Electoral, definición que por ahora se demora.

En los entornos de figuras como Yeidckol Polevnsky, Alfonso Romo, Mario Fernández y Judith Díaz la conclusión es similar: para Morena, que está en construcción en Nuevo León, le viene mejor polarizar con los panistas que con el PRI. Díaz, que será delegada del Gobierno federal en la entidad, desliza otro punto: si el PRI retiene Monterrey, De la Garza hará una fuerte labor social como no la tuvo en su primera gestión y para Morena no será fácil confrontar con dichas acciones. 

A esto se agregan los cálculos del 2021 y la carrera por la gobernatura. En Morena creen que si De la Garza retiene Monterrey todo el priismo regio, a excepción de Abel Guerra, se abroquelará en torno al alcalde y será una opción más cohesionada cuando llegue el momentum electoral. En cambio, un triunfo de Felipe de Jesús, considerando los conflictos intestinos del panismo, no le asegura al ex alcalde su nuevo intento por la gobernatura ya que deberá acordar con los grupos de Víctor Fuentes, Víctor Pérez, Chefo Salgado y Raúl Gracia.

Escuchar estos cálculos es interesante porque hablan además de las propias opciones de Morena para la contienda por el gobierno estatal. Todo el grupo de Romo da por descontado que pondrá el candidato pero lo cierto es que el grupo de Yeidckol por ahora tiene el control sobre la bancada del Congreso local y posiblemente sobre la futura dirigencia estatal.

Conflictos de nombres y de puestos pero que antes deben psar por su prueba más grande y casi de corte sociológico: descubrir si es viable construir una fuerza de centro-izquierda que sea taquillera para el electorado regiomontano.