Este viernes, el INEGI dio a conocer que para junio, las actividades económicas (IGAE) continúan estancadas. Era el dato que faltaba para poder confirmar lo que ya pronosticaba el instituto: que el PIB del segundo trimestre del año se desaceleró, consecuencia de falta de inversión ante un escenario de incertidumbre comercial. 

 Revisando las cifras por partes, lo que hoy viernes revela el Instituto es que la actividad económica desaceleró en junio mostrando una variación de -0.1 por ciento frente a mayo y en el comparativo anual apenas avanzó 1.5 por ciento.

Destaca en este indicador la fuerte caída en las actividades agropecuarias -o primarias- en 5.1 por ciento, mes contra mes y 4.1 por ciento si se compara con junio de 2017. Las actividades de servicios -terciarias- no tuvieron ningún movimiento contra mayo y frente al año anterior solo avanzaron 0.5 por ciento.

Y sin ninguna ruptura en la tendencia que han mostrado las actividades industriales o secundarias, estas siguen estancadas: la variación en el comparativo mensual fue de 0.3 por ciento y de 0.5 en el anual.

Con estos datos, se entiende que  el resultado del Producto Interno Bruto (PIB) durante el segundo trimestre del año es de desaceleración, cayendo -0.2% frente al primer trimestre de 2018 y 1.6% en contraste con ese periodo pero en 2017, como ya anticipaba el instituto.

Como habían explicado especialistas en anterior diálogo con LPO, la inversión es el factor determinante para explicar estas cifras y que están relacionadas principalmente con el sector construcción, que mostró caídas en este periodo.

En opinión del economista Jonathan Heath, "la incertidumbre refleja el comportamiento del sector privado: al ver posibilidades del TLCAN -a inicios de año- se empezó a invertir más, y al ver que había más dudas -a partir de abril y con más fuerza en mayo-, le puso freno. Eso explica esa desaceleración. Porque, por otro lado, el consumo de familias medio se mantuvo", explicó.

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Otro dato que se revisó fue el debilitamiento de las exportaciones, que mostraron cierta desaceleración frente al trimestre previo, principalmente de la contracción que presentaron las exportaciones automotrices, movimiento contrario al de las no automotrices.

Por destino de las exportaciones, los datos revelan que las dirigidas a Estados Unidos siguieron expandiéndose, si bien a un menor ritmo, al tiempo que las canalizadas al resto del mundo exhibieron un incipiente cambio de tendencia negativo.

Aunque también hay que decir que el mercado resalta que fue una difícil base de comparación año con año, pues no fue coincidente la semana santa en este periodo. Por otra parte, en el primer trimestre del año se vio un avance excepcional en la inversión pública y privada. En ese sentido, la analista Mariana Ramírez de Grupo Financiero Ve por Más, adelanta que para el siguiente trimestre habrá también dificultades por el tema de los sismos durante septiembre del año anterior. 

Este dato se conjunta con los datos de inflación dados a conocer el día de ayer que muestran que lejos de lo que pronosticaban en el mercado, los precios al consumidor siguieron creciendo en agosto, alcanzando su nivel más alto para ese mes. En su tasa anual, alcanzó el 4.8 por ciento, explicado principalmente por la presión del incremento en el precio de las gasolinas.

Esto ha desinflado el optimismo de poder ver en meses próximos una pronta desaceleración de la inflación, considerando principalmente las tensiones comerciales -Estados Unidos en guerra arancelaria- y que aún hay versiones encontradas respecto al futuro del TLCAN, factores que mantendrán la volatilidad en el tipo de cambio.