Si bien no ha sido la historia en todas las elecciones primarias en EU este año, la de anoche en Florida parece un microcosmos perfecto de la transformación por la que atraviesan los dos grandes partidos estadounidenses. Tanto los demócratas como los republicanos eligieron anoche como candidatos a la gubernatura a figuras alejadas del mainstream partidista y del centrismo que en los 90 era vendido como el futuro.

Los republicanos eligieron anoche a Ron DeSantis, congresista y el candidato que Trump apoyó y que con frecuencia aparece en Fox News defendiendo al presidente. DeSantis derrotó al candidato del establishment Adam Putnam, un conservador de corte moderado que se desempeña como comisionado de agricultura en el estado. Muy lejos del atractivo televisivo que tiene para Trump el vociferante congresista de televisión por cable.

Por si quedaba duda de hacia donde está alineado DeSantis, hoy el candidato oficial republicano a la gubernatura de Florida, el congresista lanzó un spot donde aparece con su hijo de brazos construyendo un muro de juguete y leyendo el legendario libro del magnate "The art of the deal".

Y del otro lado los demócratas también rechazaron a la candidata centrista y gris, hija de un exgobernador, y escogieron al alcalde de Tallahassee, Andrew Gillium, un hombre negro alineado con el ala socialista del partido que recibió el apoyo de Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez, a quien ya le disputa el título del socialista rockstar del partido.

Queda claro que el ala de Sanders cada vez sale más del rincón de los apestados que ocupaba todavía en 2016. Gillium recibió sendas contribuciones de los donadores estelares del partido, los multimillonarios George Soros-protagonista de innumerables teorías de la conspiración de la derecha-y Tom Steyer, quien ha invertido millones en spots demandado el juicio político de Trump.

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El alcalde y candidato a la gubernatura llega con una agenda abiertamente de izquierda: a favor del sistema universal de salud pública y en pro de abolir ICE, la agencia responsable de detener y deportar a miles de indocumentados y que en la era Trump ha sido acusado de radicalizarse y de haberse convertido en el brazo armado contra los inmigrantes.

Mientras tanto, en Arizona los progresistas también se llevaron la candidatura a gobernador del estado con el triunfo de David Garcia, exfuncionario de la secretaría de educación del estado que también defiende un sistema de salud pública universal y una reforma profunda a ICE, dos de los estandartes con los que se identifican los progres del Partido Demócrata.

¡Grandes triunfos en la elección de anoche! ¡El Partido Republicano va a HACER GRANDE A AMÉRICA OTRA VEZ! ¡De hecho, está ocurriendo más rápido de lo que nadie pensó posible! Está cambiando a ¡MANTÉN GRANDE A AMÉRICA!

Garcia se enfrentará en noviembre al actual gobernador, el republicano Doug Ducey, y lo más probable es que no haya sorpresas y el gobernador mantenga su cargo, aunque desde la bizarra elección de 2016 muchos analistas sienten que todo es posible.

También estaba en juego la candidatura para la curul del senador republicano Jeff Flake, una de las voces más críticas contra Donald Trump, quien anunció este año que no buscaría reelegirse. Los republicanos del establishment en Washington temían perder la curul si triunfaba en la primaria uno de los candidatos de Trump, el controversial sheriff Joe Arpaio o la exsenadora estatal Kelli Ward. Al final aquí sí ganó la nominación la opción más moderada. La abanderada republicana para reemplazar a Flake será la asambleísta Martha McSally, una expilota de la Fuerza Aérea. Son malas noticias para los demócratas, quienes nominaron la exasambleísta Kyrsten Sinema, y veían mayores posibilidades contra un trumpista radical como Arpaio.