Durante 2019 el PRI controlará 70 millones de pesos mensuales. Un golpe producto del tercer lugar de José Antonio Meade en las elecciones de julio. A eso habrÃa que recortarle la polÃtica de austeridad que está planificando Morena para el formato del presupuesto que viene.
Este 2018 el PRI recibió 1678 millones de pesos en concepto de prerrogativas, siendo por lejos el instituto polÃtico más beneficiado.
Claudia Ruiz Massieu tiene el desafÃo inmediato de un reordenamiento. En este sentido la gestión de Enrique Ochoa al frente del tricolor habrÃa sido en extremo dispendiosa en el gasto. No es de extrañar: cualquiera que frecuentara el PRI hacia finales del año pasado podrÃa dar cuenta de los empleados apostados en la puerta de los elevadores de cada piso con la mÃnima función de presionar el botón del piso deseado por el visitante.
A esto se sumaban los clásicos "aviadores", la renta constante de aviones y helicópteros y demás apoyos con finalidades no del todo claras.
Este descontrol se hizo evidente en la campaña, especialmente en los tramos finales cuando René Juárez debió comenzar a repartir a gran velocidad recursos que no se habÃan asignado a operadores del tricolor. Nunca se entendió el por qué de esa demora innecesaria. TodavÃa algunos hombres de negocios recuerdan el triste papel de Dionisio Meade pidiendo apoyos para el último mes de la fallida campaña de su hijo.
Ruiz Massieu ha entendido que el orden económico deberá ir acompañado de un reordenamiento moral en el tricolor y de ahà que también está concentrando energÃa en la comisión de Ética, desde donde busca controlar que el partido no tenga en lo inmediato casos como Javier Duarte o Rodrigo Medina. En el momento actual serÃa demoledor.
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