La polémica del momento. Con un Gobierno saliente disminuido y en franca retirada, las miradas puestas sobre los pasos del próximo presidente de la república no dan tregua. Y tal parece que a Andrés Manuel López Obrador lo encontraron dando un paso en falso, o acaso más firme de lo que muchos creen. Sus declaraciones sobre un "país en bancarrota", reiteradas y ampliadas en varios estados, podrían poner en evidencia una vuelta de turca en su forma de hacer política tras la luna de miel con Enrique Peña Nieto.

"En México existe crisis por tres décadas sin crecimiento económico, por lo que política económica neoliberal fue un fracaso. Además, una de sus características es la corrupción, pero el gobierno que inicia el 1° de diciembre terminará con esa variable y no habrá desequilibrio económico. Se cumplirán todos los compromisos adquiridos con la población y se consolidará la democracia participativa para que la ciudadanía tenga el poder", externó ayer el tabasqueño durante su vista a Jalisco.

¿Qué busca López Obrador cambiando dramáticamente su discurso sobre el estado de cosas, de "Peña actuó con respeto y las elecciones fueron limpias" a "México no sólo está en bancarrota, también está en crisis"? ¿Cambió? Para el analista Yael Pineda, AMLO no cambió su discurso, cambió de escenario.

"Sigue siendo el mismo. Tal cual. Por el contrario, lo que levantó pestañas en señal de extrañamiento fueron sus tersas palabras al régimen actual y sus funcionarios desde que se reunió con Peña el 3 de julio en Palacio Nacional. Eso sí fue extraño. Sólo que ahí se explicó por una sencilla razón: cambió de escenario, cambiaron los interlocutores, y la puesta en escena, no eran ya los votantes en campaña, sino el círculo rojo de Los Pinos", subrayó el experto en comercio internacional por la UNAM.  

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En esto coincidió el politólogo Héctor Andrade, para quien Obrador ya demostró que no sólo es un "animal político de la plaza pública", lo es también de los despachos del poder. "Él no es un neófito, y en política se habla de acuerdo con quien tienes en frente. No es casualidad que la polémica de la bancarrota comenzó en el inicio de la gira de agradecimiento de AMLO, es decir, justo en su regreso a las plazas, al llano, al contacto con la gente, donde no se vive ni se piensa lo mismo que en los asépticos palacios de gobierno", opinó el maestro de la UAM.

"No les gustó la palabra, el concepto, el término bancarrota, yo tengo mis datos -insistió AMLO en Jalisco-. ¿Quién no ve la realidad? Llevamos 30 años sin crecimiento económico. La deuda pública, nada más de [el presidente] Fox a la fecha, creció de 1.7 billones a 10 billones. Creció la pobreza, la violencia. No quiero hablar de lo que sucedió ayer o antier, o del nuevo descubrimiento doloroso para los mexicanos, que es el que se estén encontrando cuerpos en la clandestinidad, todo el sufrimiento de las víctimas". 

Lo que es un hecho, reconocieron ambos expertos, es que esta situación no diezmará la popularidad de AMLO. "Aunque el presidente electo aún no puede ser evaluado por sus resultados o sus medidas que en este momento sólo aparecen como propuestas, su comportamiento sí es visto por los ciudadanos, y en este momento es aprobado por 54 % de ellos, que por cierto es similar al porcentaje que obtuvo en las votaciones y muy superior a la aprobación que hoy logran todas las autoridades actuales y pasadas", publicó en su última encuesta Consulta Mitofsky, contrastando este resultado con el obtenido por el hoy titular del Ejecutivo, quien en aceptación se encuentra muy debajo de su sucesor.

Las expectativas que generó no serán menores, acaso se consolidarán. Lo único que veo que puede lograr atribuyendo el desastre actual a su antecesor es despresurizar las prioridades.

"La idea de transmitir una 'pesada herencia', como la llamas, sí creo que le ganará tiempo, quizá unos meses -continuó Pineda Espinosa-, hasta que nos encontremos de nuevo con el 1 de diciembre, pero ahora de 2019. Me parece que hasta ahí llegará la luna de miel de AMLO, no después. Pero no creo que disminuya la presión sobre sus espaldas (las de él y su gabinete, quiero decir)".

Por su parte, para el profesor Andrade López la luna de miel no se estirará por la aceleración con la que Andrés Manuel asaltó la vida pública del país. "Durará lo que dura toda luna de miel, apenas unos meses, sin que por ello el presidente electo consiga menos de lo que prometió: resolver los problemas del país".

Por ello, el maestro concluyó: "Las expectativas que generó no serán menores, acaso se consolidarán, pero no se reducirán. Lo único que veo que puede lograr atribuyendo el desastre actual a su antecesor -algo que tampoco es nuevo, veamos lo que ocurrió en Veracruz con Yunes- es despresurizar las prioridades que se han acumulado, situar sus planes en los ejes que él decida y que no deban de pelear con aquello que le aseguran que es urgente".