Hoy viernes desde la Casa Blanca se confirmó lo esperable: tras otra semana de reuniones en Washington DC, todavía no existe acuerdo entre EU y Canadá y por lo tanto el TLCAN sigue en zona de riesgo.

"Seguimos aún conversando con Canadá y estamos muy, muy cerca de la fecha límite en la que vamos a tener que avanzar sólo con México", dijo Kevin Hassett, el presidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca en entrevista con la cadena Fox News.

"Estoy un poco sorprendido de que los canadienses no se han sumado aún. Me preocupa que la política en Canadá se está imponiendo sobre el sentido común, porque hay un muy buen acuerdo que fue diseñado por México y EU para atraer a Canadá", dijo Hassett.

Esta tensión se está traduciendo en el Gobierno mexicano porque de no haber acuerdo trilateral, México deberá volver a la mesa de negociación para redefinir las reglas de origen del nuevo acuerdo bilateral. Y luego se debería esperar que el Congreso de Washington ratifique ese entendimiento.

El análisis que hace el equipo de Ildefonso Guajardo es que Justin Trudeau no quiere dar la menor concesión en materia de protección a los agricultores canadienses. Es una cuestión política por que esa fibra toca al electorado del premier. Esto a tal punto que, según dicen en la embajada mexicana de EU, Trudeau aceptaría ceder en el capitulo 19 (arbitraje) con tal de defender a su sector de lacteos.

Los dichos de Hasset confirman que Canadá ya piensa el acuerdo en terminos de su política interna. Y a Trudeau no le importa que Enrique Peña Nieto firme o deje de firmar el TLCAN. Tampoco le despierta demasiado interés el presidente electo Andrés Manuel López Obrador. Trudeau tiene como referencia ideológica a Barack Obama y a los demócratas por establishment de EU. El PRI y Morena están lejos de ese radar.

En tres meses Trudeau comenzará a recorrer su país de cara a las elecciones de octubre del año próximo. Compite contra los conservadores y contra un tercer partido llamado Nuevo Partido Democrático (centro izquierda estilo Podemos). Tiene alta imagen positiva pero también fuertes detractores que lo critican por los impuestos para defender el medio ambiente, la aceptación de refugiados sirios o sus políticas de corte asistencial.

La imposición de aranceles del gobierno de Donald Trump al acero canadiense generó que los gobernadores de las provincias presionarán sobre Trudeau para endurecerse al máximo en la negociación. Y al premier esto le funciona: cada vez que se opone a Trump su popularidad sube. El presidente de EU se convirtió en elemento unificador de todas las facciones políticas en el país de la hoja de maple.