En las últimas horas, desde Argentina llegó un nuevo gesto de cercanía política hacia la 4T. El candidato peronista Alberto Fernández -quien triunfó de forma rotunda en las primarias y se convirtió en un virtual Presidente electo- elogió abiertamente a Andrés Manuel López Obrador, en medio de una consulta periodística sobre su postura ante la crisis venezolana.

No sin picardía, un reportero le consultó cómo definiría al gobierno de Nicolás Maduro. La pregunta venía "envenenada" porque Alberto Fernández fue Jefe de Gabinete en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, administraciones que trabaron una alianza regional con Hugo Chávez.

"Es un gobierno que ha caído en muchas arbitrariedades. Me preocupa mucho lo que planteó Bachelet en su informe. Eso es de una gravedad singular. Nadie puede hacerse el distraído ante semejante informe. Porque la conozco a Bachelet y sé que no está hablando de un modo apasionado o para perjudicar a alguien. Es una mujer que merece todo mi respeto", respondió el candidato argentino.

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Hay que recordar que el informe de la Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos habla de una estrategia "orientada a neutralizar, reprimir y criminalizar a la oposición política" en Venezuela. Y enciende un alerta por un conjunto de leyes, políticas y prácticas que han "reducido el ámbito democrático, han desmontado el sistema de control institucional sobre el poder ejecutivo y han permitido la reiteración de graves violaciones de derechos humanos".

Fernández entonces se desmarcó de la histórica vinculación regional del kirchnerismo con Venezuela -algunos de sus militantes más ultras siguen defendiendo el régimen de Maduro- y se acercó a la postura de la 4T. Otra demostración de que el peronismo argentino vuelve a buscar aliados en Latinoamérica frente a un escenario de líderes más hostiles a su perfil ideológico.

"Creo que hay que resolver el problema de Venezuela. Pero me parece que no se resuelve con marines. No se resuelve apoyando una invasión. Se resuelve favoreciendo el mejoramiento de la calidad institucional, y la convivencia democrática. Para eso hay que reclamar que la democracia impere plenamente. Hay que trabajar en el sentido de lo que está haciendo México y Uruguay", aseguró Alberto Fernández.

El periodista le recordó las últimas declaraciones de Diosdado Cabello, el número 2 del régimen de Nicolás Maduro, quien mostró cierto fastidio por las posturas menos amistasos del candidato peronista. "No importa. Me preocupa la vida de los venezonalos. Me preocupa que la democracia impere en toda América Latina. La verdad no importa, no estoy para contestarle. Tampoco estoy de acuerdo con estas propuestas que encolumnaron a varios países detrás de Trump", aseguró.

Y concluyó: "Valoro mucho la propuesta que hay hecho López Obrador y Tabaré Vázquez. Me sumaría a ellos para tratar de encontrar una salida en Venezuela. Básicamente se trata de que los venezolanos resuelvan, no que alguien resuelva por los venezolanos".

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La búsqueda de puentes

La búsqueda de puentes entre el kirchnerismo y el obradorismo viene desde hace largos meses. Como reveló LPO, en medio de la campaña de AMLO, la ex presidente de Argentina -y actual candidata a vice- envió a jóvenes de La Cámpora para ayudar en la fiscalización del proceso electoral que culminó con una rotunda victoria de tabasqueño.

Cristina Kirchner incluso amagó con visitar México para la toma de protesta del flamante presidente mexicano, aprovechando que Mauricio Macri oficiaría de anfitrión del G-20, y que su vice Gabriela Michetti cometió un insólito exabrupto al lamentar su obligación de suplantarlo.

"A mí me toca lamentablemente -porque me hubiera encantado estar en todas las actividades del G-20- pero me toca reemplazar al Presidente y representar a Argentina en la asunción de López Obrador", dijo con tristeza Michetti. Comentario que desde luego no cayó bien en México.

La lectura del peronismo de centro-izquierda en Argentina fue que la victoria de López Obrador permitiría un nuevo ciclo progresista en toda la región, vaticinio que no terminó de plasmarse con la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil.

La llegada de Bolsonaro cambió por completo el panorama de alianzas en el cono sur. El mandatario brasileño apoyó abiertamente a Macri y fustigó de forma permanente al kirchnerismo, comparando a sus líderes con Hugo Chávez, Nicolás Maduro o Fidel Castro.