Gustavo Madero se convirtió en el verdugo de Felipe Calderón en las últimas elecciones presidenciales, cuando desde la presidencia del partido impidió que impusiera a su posible sucesor para los comicios de 2012. Desde el entonces, el plan del entonces mandatario fue regresar a Los Pinos, impulsando a su mujer Margarita Zavala.

Zavala perdió una batalla importante contra Madero de cara a estos comicios federales, cuando La Comisión Permanente del PAN la dejó afuera de los primeros 15 lugares del listado plurinominal -los primeros tres de cada distrito se aseguran el ingreso- para conformar la nueva Cámara Baja del Congreso de la Unión.

Esta decisión generó furia en Calderón, que emitió un comunicado muy duro, e incluso deslizó la posibilidad de crear un nuevo partido. Zavala, en conferencia de prensa, redobló la apuesta: dijo que buscaría la presidencia nacional de su partido, el primer paso del plan que había pensado Calderón antes de abandonar Los Pinos.

Hoy, los rumores indican que Madero estaría planeando una nueva estrategia para cerrarle el paso al matrimonio Calderón. El plan, según publicó el diario Reforma, sería adelantar las elecciones internas para elegir al nuevo titular nacional del PAN.

¿Pero qué ganaría Madero? Sus beneficios serían dos. Por un lado, evitaría recibir críticas por su doble función, puesto que los comicios originalmente están programados para octubre, después de su asunción como diputado federal.

Sin embargo, Madero podría pedir licencia y dejar a un presidente interino hasta octubre, opción que no lo convence. El segundo motivo es que al adelantar el proceso interno evitaría o debilitaría el armado de una estructura alrededor de Zavala, estructura que -en cambio- él ya tiene aceitada.