Enrique Peña Nieto aseguró en Bruselas, a casi una año de la implementación del programa Frontera Sur, que la eficacia de este proyecto permitirá un “retorno digno, seguro y ordenado” a los migrantes centroamericanos que llegan a México.

Pero este discurso se desmorona cuando se escuchan los relatos de expertos que han presenciado o escuchado en primera persona la experiencia de los “sin papeles” que desde hace meses se enfrentan con medidas que dificultan su tránsito de maneras violentas.

Uno de los hombres más comprometidos con este tema es el Padre Alejandro Solalinde, que lleva más de diez años trabajando por los derechos humanos de los migrantes, y ha emprendido diferentes acciones, como la fundación de albergues para migrantes en el país: Hermanos en el camino.

Solalinde, más que nadie, ha hecho una profunda labor al denunciar públicamente las faltas a los derechos humanos que este programa está ejerciendo. El Padre aseguran que los migrantes que tienen que dejar sus países por los problemas sociales y de inseguridad, viven horrores en su tránsito para llegar a Estados Unidos.

Y afirma que el programa Frontera Sur, lejos de velar por su bienestar, los ha llevado a buscar otras rutas en las que han encontrado diversos peligros, incluso de muerte, volviéndolo un programa inhumano y de tortura.

Frontera Sur ha generado diversas denuncias hacia la falta de respeto a los derechos de los migrantes. ¿Cuál debería ser el camino para una política justa y humanitaria?

La situación es delicada porque en lugar de haber implementado el Programa Especial de Migración, que tiene un perfil más basado en derechos humanos, pusieron este programa Frontera Sur que es un plan 100% policiaco. Porque detiene a las personas de modo arbitrario, no sigue los lineamientos que marca la ley, pero también los deporta, los regresa a sus tierras.

Los migrantes no afectan a México y la migración no es un problema. Los migrantes siempre han sido la oxigenación de las civilizaciones, la migración siempre ha sido un movimiento natural de la humanidad. 

Tampoco es un problema para México que pasen a Estados Unidos. El problema según Estados Unidos es que pasan todos los que no necesiten. Tienen que colarse para que llegue la mano de obra calificada, para llegar las personas más fuertes y poderlas explotar mejor y a menor precio. Alla se convierten en la mano de obra castigada.

  Los migrantes no afectan a México y la migración no es un problema. Los migrantes siempre han sido la oxigenación de las civilizaciones, la migración siempre ha sido un movimiento natural de la humanidad  

No es tampoco problema de leyes porque la ley de migración de 2011 es muy buena: No es perfecta, pero es muy buena. El problema no es la ley, es que no hay políticas públicas. Y si hubiera políticas públicas, no hay voluntad.

Los legisladores de aquel entonces -no hablaré de los de ahorita porque es otra cosa- por unanimidad votaron a favor de la ley, con un espíritu de veras de respeto y solidaridad para los migrantes.

¿Qué hizo el ejecutivo? El ejecutivo, que tiene la responsabilidad de laborar las leyes secundarias, simplemente hizo una contra ley y puso candados al ejercicio pleno de los derechos humanos de la persona migrante. 

Por eso digo que no tienen voluntad política. Y por eso han hecho casi imposible que un migrante ejerza plenamente su derecho.

Siguen con el mismo tema de pretensión en la cárcel migratoria y repatriación, aunque esto suponga la obstrucción de la justicia y el impedimento del ejercicio legal. No hay políticas públicas migratorias respetando los derechos humanos, porque si las hubiera, pondrían el Programa Especial de Migración que firmó Peña Nieto y que es obligatorio.

Y, ¿sabe por qué? Porque la única voluntad política que existe, y la única política pública que existe, es cumplir la orden de Estados Unidos de controlar el flujo migratorio y velar por la seguridad de Estados Unidos, no de México.

LPOJosé Luis Ruiz

¿De qué tipo de políticas públicas estamos hablando?

Es muy difícil pensar en políticas públicas basadas en otra óptica, cuando lo que tenemos es una línea policiaca y no una línea de seguridad policial. Para que hubiera una política de estado basada en derechos humanos, se necesitaría tener otro corazón. El estado mexicano no tiene alma, no tiene corazón, no tiene sentimientos. Porque si los tuviera, lo primero que haría es respetar a sus hermanos de Centroamérica. Los trataría como iguales, con respeto.

Ahora los trata como sus criados, con la punta del pie. Eso está ocasionando mucho daño. Algunos irreversibles. El último, el más grave, más oculto y más letal, es el tráfico de órganos. 

Hace algún tiempo no nos explicábamos por qué aparecían cuerpos descuartizados pero incompletos. ¿Por qué incompletos? Ahora lo sabemos: es por una poderosa red de tráfico de órganos. 

Entonces, ¿cómo va a haber política pública con dirigentes que carecen totalmente de ética, que no tienen moral, que no tienen ni amor ni temor por dios? No aman al pueblo, no aman a la gente.

¿Qué lectura le da a los resultados que se han dado conocer de las recientes elecciones?

Que se vendieron y se compraron muy bien los votos. Porque hay que decirlo: si se acepta dinero a cambio de un voto que vende a México y a su justicia, entonces es un pueblo corrupto también.

 Se vendieron y se compraron muy bien los votos. Porque si se acepta dinero a cambio de vender a México y de vender la justicia, es un pueblo corrupto también. 

También podría decir que el gobierno tiene la sartén por el mango, y que no es nada democrático. Ahora viene con toda la maquinaria pesada, va a irse con toda la represión para que no haya alternancia política y para que no haya democracia.

En el discurso sí, pero es un discurso demagógica e hipócrita. Los funcionarios pueden hablar de una cosa y hacer otra. Pero si pudiéramos tomar una radiografía al gobierno, a los tres poderes de gobierno, a las instituciones que “nos sirven”, se horrorizaría usted, yo y todo México, además del mundo. Así como se lo digo: se horrorizarían.

Y si ellos van a leer esto, sabrán que estoy diciendo la verdad. Ellos mismos saben perfectamente la verdad, es una verdad horrible. O como dice el Papa: “México, es un horror en toda la extensión de la palabra”. Y es la verdad.

¿Cómo ve la participación de la oposición?

Veo un camino abierto con los candidatos independientes. No tuvieron éxito ahora excepto el Bronco. ¿Por qué? Porque el Bronco trabajó mucho, pero la gente no cree en los candidatos independientes. Nuestra gente tiene una mentalidad derrotista: "No, haga lo que haga van a salir ellos. Vayas a votar o no vayas, van a salir ellos. Mejor saca provecho de tu voto". Y eso es corrupción.

Nuestra gente no sabe la capacidad que tiene en las urnas si puede votar por un candidato independiente. Bronco es sólo una muestra de lo que puede ser. ¿Qué pasaría si para 2018 se van preparando candidatos independientes que de veras valgan la pena, para que la gente confíe en ellos, con solvencia moral, con un compromiso social inquebrantable? En 2018 va haber sorpresas. No tengo dudas

No le voy a ningún partido, pero por otra parte veo que al menos Morena, con todo lo que tiene -porque tiene también muchas regadas, metió políticos viejos, mañosos y reciclados- ganó terreno. Es otra opción.

Ellos sí son oposición. Ya entró Morena para ser las primeras votaciones en las que participan, para empezar sin coalición, porque no tiene alianzas. Ahora Morena es mayoría en el Distrito Federal. Y es la capital de México, no es cualquier cosa. El PRI hubiera dado cualquier cosa por lograr ese resultado, y no lo logró. A pesar de todo, no lo logró.

Hay buenos indicadores. Este sistema y en especial el PRI, no tienen que cantar victoria, porque es cuestión de tiempo. Nuestra gente tiene que ir despertando, tiene que ir uniendo la fe con la política. México no está en venta.

Lo que ellos no saben es que ahorita están ganando un beneficio, pero están comprometiendo el futuro de sus hijos y de sus nietos. Porque todos, de seguir las cosas como van, seremos esclavos de la misma dictadura. 

LPOJosé Luis Ruiz

¿Qué opinión le merece a usted las resoluciones alcanzadas en San Quintín?

Me congratulé que hasta ese momento hubieran llegado a un arreglo. No fue el mejor, pero ganaron todos de momento. Ganaron los empresarios y también los productores agrícolas, porque ya sus trabajadores van a seguir trabajando y produciendo. Ganó el gobierno porque se quitó un dolor de cabeza que iba a crecer ese movimiento y de hecho va a seguir creciendo.

Mi lectura no es que se paró, no es que ellos se conformaron, mi lectura es que ellos están haciendo una tregua para reorganizarse, porque no van a parar hasta no tener lo justo.

Les puedo decir que el gobierno no debe cantar victoria, que no son tan fáciles las cosas. Que más bien hay una fortaleza muy grande interior en las relaciones y que la gente está tomando conciencia.

Me admiré muchísimo de ver a tantas líderes hablando como hablaban, con tanta resolución, con tanta decisión. Es algo que yo nunca vi al menos en los campesinos, o en los indígenas y ahí la mayor parte de los jornaleros son indígenas, son campesinas indígenas. 

¿Esta conciencia de la que habla, la percibe sólo en este movimiento o la reconoce también a nivel nacional?

Uno ve los resultados que hubo, se decepciona y dice: "¡Qué verde está todavía un cambio en México!". Y vuelvo a decirlo: nuestra gentecita tendrá el gobierno que merece, que lo siga sufriendo, hasta que despierte la gente.

Pero sí creo que ya está despertando. Una cosa es despertar la conciencia y otra cosa es acrecentar la conciencia, mantener la conciencia, darle de comer, alimentarla, para que siga creciendo. Nuestra gente todavía está desnutrida en su conciencia.

Tiene una capacidad de indignación de llamarada de petate, es capaz de acompañar movimientos como Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Ahí está prendido como llamarada de petate. Es capaz de acompañar el yo soy 132, es capaz de acompañar a Ayotzinapa. Es capaz de acompañar lo que se le pegue la gana y al rato se desinfla, porque no tiene una conciencia sólida. No la está alimentando.