Cumplidos los quince días estimados para el anuncio de sus cambios en el Gabinete, Miguel Ángel Mancera finalmente anunció su decisión sobre quiénes son los que se quedan y los que se van de su equipo.
Dentro del nuevo esquema, hubo cambios que se veían venir y otros, mucho más inesperados. Pero detrás de cada uno de los cambios asomaron las mismas razones: Mancera definió su nuevo Gabinete obedeciendo a las presiones internas del PRD y a la falta de lealtades de muchos de sus ahora ex secretarios.
Los eliminados del Gabinete fueron quienes estaban apuntados como colaboradores de Morena –como el caso de Rosa Isela-, quienes venían “prestados” de otras gestiones –como Rufino León-, o quienes ya habían disfrutado de su cuota de poder tras haber sido designados a cambio de favores políticos –como Joel Ortega-.
De este modo, Mancera tomó las medidas para que quienes lo acompañaran en los próximos tres años de su gobierno, le aseguraran la fidelidad suficiente como para proyectar sus objetivos en la presidencia.
Con estos nuevos roles, el jefe de Gobierno también pagó favores políticos y se rodeó de lo que decidió llamar un “Gabinete plural”, en el que ahora formarán parte de su entorno un ex priista como Jorge Gaviño y una ex panista -y priista- como Laura Ballesteros.
Los enroques
La modificación más esperada fue la de Héctor Serrano, quien ya se rumoreaba con muchas posibilidades de ser retirado de su puesto a causa de la serie de presiones que había recibido por parte de diversos sectores.
A su ahora ex secretario de Gabinete, Mancera decidió quitarlo de su puesto de principal vocero interno. Pero el “castigo” fue sólo superficial, ya que a cambio le otorgó una de las áreas con más influencia política de todo el GDF: la Secretaría de Movilidad, de donde desplazó a Rufino León Tovar, que se quedó sin nada.
De este modo, Mancera encontró una salida perfecta para reacomodar a una de sus piezas políticas más relevantes en su formación interna. Con el enroque, mostró su voluntad política para responder ante los pedidos de cambios, al mismo tiempo que dejó que Serrano continuara operando políticamente dentro del Gabinete desde un área con enorme visibilidad mediática, profundas relaciones internas y capacidad de negociación política con grupos corporativos.
Aunque allí también haya instalado a un nuevo jugador político dentro del Gabinete, la ex panista y ex candidata por el PRI-PVEM a la jefatura delegacional Laura Ballesteros, a quien Mancera prácticamente le creó un área a su medida, llamada “Nuevo modelo de Movilidad”.
Según opina un fuerte asesor del entorno del PRD, con su ingreso, el jefe de Gobierno está apostando a ponerle un filtro a Serrano dentro de su propia área, incorporando a las filas de su ex secretario de Gobierno a alguien que responderá fielmente a su voluntad.
Para el lugar de la secretaría de Gobierno, la elegida fue Patricia Mercado, su ahora ex secretaria de Trabajo. Con este cambio, Mancera buscó girar rotundamente el modelo de interlocución, y pasó de alguien como Serrano –rígido, áspero y con poca capacidad de suavizar relaciones- a una mujer carismática, con gran capacidad de comunicación e identificada con los derechos humanos.
De hecho, su nombramiento fue celebrado hasta por líderes de la oposición como Margarita Zavala, con quien comparte la lucha por la igualdad de género.
Me da mucho gusto saber del nombramiento de @Pat_MercadoC como Secretaria de Gobierno del D.F.— Margarita Zavala (@Mzavalagc) julio 16, 2015
"Su ingreso no será tomado por todos de manera positiva. Como debilidad, a Patricia se le puede adjudicar que su carrera política no tuvo demasiada solidez y fue demasiado ecléctica, ya que antes de llegar al PRD, militó en el trotskismo, el Partido o del Trabajo, en Democracia Social y en el Partido Socialdemócrata", comentó el asesor.
Además, a pesar de que será necesario un acercamiento con Morena, ya que los próximos tres años estarán caracterizados por un escenario político en el que mantendrá cinco delegaciones y la mayoría parlamentaria en la ALDF, será difícil que Mercado pueda encabezar las negociaciones, ya que mantiene una profunda rivalidad con AMLO.
En reemplazo de Mercado, a la secretaría de Trabajo llega Amalia González, diputada federal del PRD y ex gobernadora de Zacatecas. En este nuevo puesto, González deberá superar el desafío de relacionarse desde su cartera con el nuevo jefe delegacional de Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, con quien mantiene una tensión histórica desde que compitió con él en Zacatecas.
Otro de los cambios esperables fue el de Rosa Isela, que aunque estuvo señalada como una de las principales supuestas colaboradoras de Morena en las pasadas elecciones, no la dejó con las manos vacías. En este caso, su modo de sancionarla por su “traición” fue le rebajarle el cargo, poniéndola a la cabeza de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec).
Fue así que quitó del mapa político al hasta ahora director del área, Hegel Cortés Miranda, simpatizante de la Izquierda Democrática Nacional (IDN). De este modo, emitió dos mensajes al mismo tiempo: le quitó todo poder político en su Gabinete al líder del IDN, René Bejarano, contra quien ya venía arremetiendo desde hace tiempo en otros espacios, y le demostró a Isela que no perdonaría su falta de lealtad.
Por último, dentro de quienes cambiaron sus roles, figuran el hasta ahora coordinador de la ALDF, Manuel Granados, quien asumirá la Consejería Jurídica, en reemplazo de José Ramón Amieva, que ahora ocupará el cargo de secretario de Desarrollo Social.
En el caso de estos últimos flamantes secretarios, el premio de Mancera fue claramente a su fidelidad, ya que mantiene con ambos una relación estrecha que se remonta a años atrás, cuando compartieron puestos en la Procuraduría.
Los cambios
A pesar de que tanto a Héctor Serrano, como a Rosa Isela les dieron cargos a cambio de los que les quitaron, hubo funcionarios a quienes Mancera decidió dejarlos sin nada en sus manos.
Entre los personajes de los que decidió deshacerse, figura uno de los más cuestionados de su entorno, el director del Metro, Joel Ortega, a quien reemplazó por Jorge Gaviño, perteneciente a PANAL y ex presidente de la Comisión Especial para la Línea 12 del Metro de la ALDF.
Este cambio se puede interpretar como el fin de la era de Ortega, a quien Mancera había designado en un puesto estratégico, quizás en agradecimiento por haberle cedido su lugar en las elecciones a jefe de Gobierno de 2012, cuando fueron contrincantes.
Del mismo modo, el otorgamiento a Gaviño se traduce en agradecimiento a la alianza que tuvo el Panal en el DF con el PRD, y por el papel que jugó en la Comisión de la Asamblea.
Este será, quizás otro de los puestos más cuestionados, ya que además de provenir de las filas priistas, Gaviño ha mostrado fuertes vínculos con Elba Esther Gordillo, ex titular de la SNTE, ahora presa.
Otro fue el caso de Rufino León Tovar, quien se retira de la secretaría de Movilidad dejando una gestión desgastada, con enormes conflictos en su haber. Tras largos meses en jaque y luego de haber resuelto ayer uno de sus principales dolores de cabeza, el de la regulación de Uber en el DF, Tovar se va de su puesto y su rumbo es incierto.
Para un fuerte asesor del PRD en la ciudad, esto forma parte de los castigos que Mancera decidió hacer a quienes le demostraron falta de lealtad o ya no le resultaban útiles como en otro momento.
En este caso, Tovar reunía las dos cualidades, ya que no pertenecía a su grupo de confianza por haber sido “heredado” de la gestión de Ebrard y le había traído al jefe de Gobierno más críticas que soluciones.
Otra situación similar fue la de Mara Robles, ahora ex titular de la secretaría de Educación. A Robles, Mancera quizás le haya dado escarmiento por haber cumplido con la devolución de favores a su marido, el sinaloense Salvador Martínez Della Roca, “El Pino”, ex secretario de educación de Marcelo Ebrard.
Además, Robles también había sido señalada como simpatizante de Morena. Por todo esto, Mancera dejó a Robles sin nada y en su lugar colocó a quien fuera su pareja en sus tiempos de Procurador, Alejandra Barrales.
El ingreso de Barrales a la secretaría de Educación deja entrever el apoyo del jefe de Gobierno a sus aspiraciones de sucederlo, en un manifiesto interés de poder compensar el haberle quitado ese puesto años atrás, cuando ella también peleaba por conseguirlo.
Quienes continúan en sus cambios son los secretarios de Seguridad Pública, Hiram Almeida Estrada; de Medio ambiente, Tanya Muller; de Desarrollo Económico, Salomón Chertorivsky; de Salud, José Armando Arued Ortega; de Desarrollo Urbano, Jesús Gutiérrez; de Justicia, Fernando Rios Garza; de Obras, Edgar Tingui Gonzalez; de Finanzas, Édgar Abraham Amador Zamora; de Desarrollo Urbano y Vivienda Simón Neumann; de Turismo, Miguel Torruco Marqués; de Cultura, Eduardo Vazquez Martin; de Espacio Público, Dina Quintanar Solares.
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