La segunda licitación de la Ronda Uno comenzó con un clima de euforia que contrastó desde el primer minuto con la primera fase, que había dejado una sensación de frustración. Es que las primeras áreas licitadas fueron muy exitosas, con un gran números de jugadores que presentaron ofertas sumamente competitivas.
Los minutos previos fueron de mucho nerviosismo. Nadie quería que se repitiera la historia de la última licitación, es decir, ese tránsito inesperado de la expectativas a la decepción. Por eso la apertura de los primeros sobres arrancó las primeras sonrisas.
El Área 1, ubicada en Tabasco e integrado por los pozos Amoca, Miztón y Teocalli, presentó nueve ofertas que estuvieron todas por encima del porcentaje mínimo de participación que impuso el Gobierno -34.8%- y terminó siendo otorgada para la italiana ENI.
ENI Internacional ofreció la asombrosa cifra de 83.75% de participación de utilidades con el Gobierno. Dicho de otro modo: de las utilidades que obtenga la firma -cuyo principal socio es el Gobierno italiano, y el resto de los accionistas cotizan en la bolsa- en la explotación de dicho pozo, le entregará 83.75% al estado. Un gran negocio para el Gobierno.
Para poder comprender el éxito de esta fase hay que repasar el resto de las ofertas. La alemanda DEA Deutsche Erdoel ofreció 61,81% de porcentaje de utilidad al Estado, la sueca Statoil E&P 66.0%, la argentina Panamerican Energy -que estuvo a punto de quedarse con estos pozos- 68.23%, Petronas Carigali en consorcio Galp Energía 57.0%, Fieldwood Energy (EEUU) en consorcio Petrobal (México) 48.0%, Talos Energy en consorcio Sierra Oil y Carso Oil & Gas (México) 46.73%, Lukoil Overseas (Holanda) 65.1% y la china CNOOC International Limited 54.6%.
Como puede verse, todas superaron el piso que había impuesto el Gobierno, lo cual demuestra dos cosas: el interés por los territorios petroleros de México y, por otro lado, el éxito de los cambios aplicados por el gobierno para la segunda licitación de la Ronda Uno.
Los analistas ya había explicado que haber bajado las pretensiones del porcentaje de participación era un gran paso, pero también la publicación del piso mínimo para que las empresas sepan de antemano qué tipo de ofertas debían enfrentar en cada área.
Con mucha euforia comenzó la licitación del ÁREA 2, ubicado en Tabasco, que incluye el campo Hokchi. Aquí la gran ganadora fue la argentina Panamerican Energy, que ofreció 70.0% de participación al estado.
La sueca Statoil E&G había ofrecido 61%, Fieldwood Energy (EEUU) en consorcio Petrobal (México) 65.0%, el consorcio mexicano Talos Energy-Sierra Oil-Carso Oil & Gas 63.84% y la china CNOOC International Limited 50.15%. El resto de las firmas, en esta caso, no presentaron propuestas.
El Área 3 puso un poco de aire, en medio de un clima que ya se había tornado en exceso optimista. El pozo Tulum, ubicado en Tabasco, solicitaba un mínimo de 30% de participación. Todavía no está claro por qué, pero las empresas consideraron que no era una apuesta atractiva. Ninguna presentó propuesta y quedó desierta.
Luego sería el turno del Área 4, ubicado en Campeche. Sería clave para las intenciones del Gobierno, que pretendía colocar tres de las cincos áreas. La colocación de este contrato tuvo su tinte cinematográfico. Es que la gran mayoría de las firmas decidió no presentar ofertas, y cuando parecía que quedaría desierto, el consorcio de Fieldwood Energy (EEUU) y Petrobal (México) ofreció 74.0% de participación.
Finalmente, la quinta área quedó desierta, pero las cartas ya estaban jugadas. De este modo, el presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), Juan Carlos Zepeda, cumplió con sus expectativas. En el auditorio se notaba la satisfacción. En medio de un clima volatil en del mercado petrolero mundial, México salió airoso de esta licitación.
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