La reforma en telecomunicaciones está haciendo posible una revolución en los medios de comunicación, evidente con lo que pasó con la televisión y su migración a la era digital y ahora ya más cercana la de la radio. Y como en todo cambio, genera dudas.

Y ¿en qué consiste la transición en este caso? Hace unos días el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) dio un gran pasado para la Radio mexicana, acabando con un atraso de hasta diez años respecto a otros países al aprobar un sistema para que haya más espacio en la radio.

Se trata de la separación de 400 a 800 kilohertz (kHz) como mínimo para las estaciones de radio Frecuencia Modulada (FM), con lo que se abre el mercado a un mayor número de estaciones en el cuadrante sin que ocurran interferencias perjudiciales.

Hasta ahora, la separación mínima era de 800 kHz pues de lo contrario, se causaba interferencia entre las estaciones. Sin embargo, la experiencia de otros países mostraba que era posible abrir esa brecha, como en Estados Unidos o Europa.

Pero incluso en México llegaron a darse casos, como en el de Radio Ibero o radio UAM, por lo que los expertos ya apuntaban que esa transición era posible y que incluso, la pudo haber hecho la ahora extinta Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel).

La controversia

La medida es controversial y se pueden observar tres posturas: por un lado se ve a una parte del sector opositora, pues argumenta una dificultad por competir con el mismo pastel publicitario; hay otros sin embargo que ven una oportunidad de migrar a radio AM a FM, como el caso de Radio Educación y para especialistas y el propio regulador, la opinión es positiva, al suponer abrir nuevos espacios y la competencia.

En concreto fue la Cámara de la Industria de Radio y Televisión la más opositora, que argumentó que esta medida “depredaría al mercado”, pues desde su perspectiva,  no podrían sostenerse las estaciones, comercialmente hablando.

Consultado sobre este tema, Jorge Bravo, editor en jefe de Mediatelecom rechazó esa posibilidad: “Hay que ser cuidadosos con esos discursos que insisten que no hay pastel publicitario y entonces va a ser un fracaso, porque son los mismos que ya tienen los espacios y no quieren que otros entren. No nada más hay un objetivo de mercado; eso es lo que no quiere la industria” dijo a LPO.

Y es que para el especialista “sí hay pastel publicitario porque lo que hacen los medios, lo que hace la industria es crear audiencias, crear mercados. Nada está cerrado. Si hay una oferta atractiva, pues los anunciantes pueden irse hacia allá”, y explica que la segunda industria que más concentra inversión en publicidad es justo la radiofónica, debajo de la televisiva, que acapara el 35 por ciento de toda la inversión publicitaria.

Y es que el beneficio de esta apertura es que no sólo se abre el espacio a empresas privadas, sino que también se espera la llegada de radios comunitarias e institucionales, así como una oportunidad para las que existen en AM, transitar hacía esta frecuencia que tiene mayor visibilidad para los anunciantes. Eso sí, sin repeter transmisión entre AM y FM.

Sin embargo justo ahí el especialista fija su atención y es que para él, la real preocupación es que esta apertura no se dé como lo promete el regulador IFT: “La radiodifusión está concentrada entre nueve y once grupos, es un mercado oligopólico y la preocupación es que el IFT no diseñe bases de licitación que aseguren la pluralidad y la diversidad en la radio en México.

Es decir, que estas licitaciones –que se espera se den a conocer en este año- no se diseñen para los mismos grupos radiofónicos y “lo que nos impediría ver una real oferta distinta, generando nada más la difusión de los mismos contenidos en más plazas”.

“No basta con la separación, ni licitar, sino que den la oportunidad a otros para tener espacio en el espectro”, precisó el analista, quien prevé que de darse el proceso sin contratiempos –licitación y sus correspondientes inversiones que serán públicas, privadas y de las organizaciones civiles- podríamos gozar de una radio más plural y diversa, hacia el 2017.