"Esto fue un batacazo", repiten en los pasillos de San Lázaro. Todavía no salen del asombro de la determinación que acaba de tomar Miguel Ángel Mancera: declararle la guerra de manera frontal a Jesús Zambrano en su propio territorio, la Cámara de Diputados.

Como explicó LPO, la votación de la bancada de diputados del PRD para elegir a los legisladores que irán por designación directa a la Asamblea Constituyente desnudó un acuerdo entre ADN y Vanguardia Progresista, la corriente comandada por Héctor Serrano, brazo político de Mancera.

El jefe de Gobierno aprovechó la debilidad de Nueva Izquierda, que se fracturó con la partida de Guadalupe Acosta Naranjo, el ahora líder de "Los Galileos". En el entorno de Zambrano entienden perfectamente que es un mensaje político por sobre todas las cosas.

"Mancera sabía que íbamos a apoyar a Cecilia Soto, su elegida en Diputados. Pero el otro lugar nos tendría que haber tocado a nosotros. Acordar con ADN y dejarnos afuera es declarar la guerra", señalaron por lo bajo a LPO desde Nueva Izquierda.

Esa es la lectura que hacen Los Chuchos. Creen que Mancera está convencido de que ya no los necesita para controlar el PRD. "Pero ya verá", dicen con bronca. Todavía reina el silencio: Zambrano prefiere jugar sus cartas sin hacer mayores ruidos. Por eso el encargado de anunciar que impugnarán el proceso fue Daniel Ordoñez Hernández.

En San Lázaro, cercanos a Los Chuchos recuerdan que semanas atrás otro histórico del PRD sufrió la indiferencia de Mancera: René Bejarano. Paradójicamente, el líder de IDN se quejaba de la representación que había conseguido Nueva Izquierda en la lista de candidatos.

Ahora entienden que ambos son "víctimas" de una estrategia que buscar esmerilar el poder de los dirigentes políticos para "ciudadanizar" la candidatura de Mancera. "Dice que es un candidato ciudadano pero está haciendo más política que nunca, incluso metiéndose en negociaciones en la bancada de Diputados, que no le corresponde", argumentan.