Ni en los momentos de victorias el PRD logra apaciguar las fuertes divisiones que atraviesan al interior de su partido. Es cierto: el Sol Azteca no fue el gran protagonista de la elecciones y necesitó de las alianzas con el PAN para seguir de pie, pero aún así consiguió un poco de aire para reorganizarse.

Sin embargo, a pocos días de demostrar que las alianzas fueron un éxito, Agustín Basave vuelve a amenazar con dejar el partido. Las lecturas entre los perredistas son dos. La primera, que se trata de una nueva advertencia para “marcar territorio”, como ya lo hizo en medio de las discusiones para cerrar las alianza con el panismo.

Basave se quejó en esta oportunidad por el poco poder que tiene el dirigente nacional del partido, que en rigor terminó siendo un preso político de las tribus. “No puedo tomar ninguna decisión”, repite el titular del Sol Azteca.

Para muchos, entonces, Basave amenaza con su partido en un momento de fortaleza de su figura para forzar a varias corrientes a alinearse detrás de su liderazgo. Mancera ya demostró que no caerá en la trampa y mandó a sus emisarios en el partido a decir que su partida debe consumarse.

Se sabe que Mancera tiene un enorme choque de intereses con Basave. El jefe de Gobierno entiende a la perfección que si las alianzas con el PAN siguen fortaleciéndose, sus chances de amarrar la candidatura presidencial desde el PRD serán cada vez menos

Como sea, hay una segunda lectura. Y es que Basave efectivamente se cansó de dirigir un partido fracturado estructuralmente. Ante esa situación, Los Chuchos ya empezaron a pensar en los posibles reemplazos que garantices su ruta trazado: seguir como un partido frentista de la mano del PAN.

Las dos opciones que barajan por estos días –de confirmarse la renuncia de Basave- son que Beatriz Mojica, actual secretaria general e integrante de Nueva Izquierda, asuma interinamente el cargo hasta finales de 2017. Con ella podrían cerrar un pacto para repetir la alianza en Estado de México, la “madre de todas las batallas”.

La “opción B” es Ángel Ávila Romero, presidente del Consejo Nacional y, por supuesto, también cercano a Jesús Zambrano.