Parece que la violencia ya es parte del día a día de este país, sin embargo, los últimos eventos indicarían un endurecimiento en la inseguridad, destapado con las trágicas muertes de tres alcaldes en menos de dos semanas y que además de levantar alarmas sobre la protección a estos grupos políticos, reabre un debate que a pesar de su pertinencia, continúa atorado: seguridad pública.

En diálogo con LPO, el analista en temas de seguridad Dante Haro, analizó algunos de los factores que han detonado esto que él denomina un “pico de violencia” y que responde a distintas realidades, dependiendo la zona del país: uno de ellos está relacionado con el tema del crimen organizado en tanto que el otro deriva de otro tipo de conflictos sociales

Las últimas tragedias comenzaron a sonar el 23 de julio, cuando asesinaron –por diferentes causas- a los alcaldes Ambrosio Soto y Domingo López, el primero de Pungarabato, un municipio de Guerrero y al segundo del chiapaneco San Juan Chamula.

Otro asesinato ocurrió la madrugada de este martes. Fue el caso de José Santa María Zavala, alcalde de Huehuetlán El Grande, Puebla, asesinado al interior de su vehículo y del cual aún se desconoce el móvil.

No son los únicos casos, de acuerdo con la Asociación de Autoridades Locales de México (AALMAC) en diez años ha habido 51 homicidios de alcaldes, pero quizá con mayor recrudecimiento en las últimas fechas; el año pasado la cifra fue alarmante: durante el tiempo electoral, cinco dirigentes fueron asesinados y ya los analistas veían un giro en el modo de ataque hacia la dirigencia política.

Haro explicó que actualmente lo que se observa es “un reacomodo de fuerzas, consecuencia de la presión por la muerte o las capturas de cabecillas” y es que a raíz de esto, “las organizaciones se han fragmentado y llegan a tener enfrentamientos entre las células que se crean; además de que su lugar de operación se vuelve más limitado y eso hace que se vuelvan más violentos. “Entonces, se está viendo un pico de violencia”.

Pero existen otros casos, como el de los alcaldes de Chiapas o el de Puebla que no necesariamente tendrían que estar relacionados con el crimen organizado. “Estos más bien pueden atender a problema sociales que no son atendidos debidamente y estallan de esta manera”, explica Dante.

Desenredar el debate

En cualquiera de los casos, el especialista hace énfasis en que el común denominador de estos asesinatos es que pone en evidencia la vulnerabilidad que sufren los presidentes municipales del país, y que mientras brotan estos picos de violencia, en el Senado de la República un tema tan delicado que atiende directamente el tema de seguridad nacional, continúa trabado.

Sin definir si habrá un Mando Único, una Policía Mixta o Policías Estatales Únicas, el proyecto que el presidente de México, Enrique Peña Nieto, propusiera a finales de 2014 y que causó tantos choques entre la oposición, se mantiene frenado en los legisladores, a pesar de la presión de gobernadores.

El analista no es indiferente a este tema y lo pone en el centro del problema: “existen las reformas pero no han sido aprobadas para poder ver cómo confrontar este tipo de situaciones”, señalando la necesidad que existe de que ese tema legislativo se aclare en tanto que apunta que la percepción de seguridad no ha tenido una disminución significativa desde el sexenio del presidente Felipe Calderón.

“Se debe transitar la propuesta de un Mando Policial Único estatal, que es el que puede darle servicio a aquellos municipios que no tienen la capacidad para hacer frente, sobre todo a la delincuencia organizada” apunta Haro, luego de explicar que tan sólo una quinta parte de los municipios en el país cuentan con una seguridad robusta.

En la misma línea, el especialista el Doctor José María Ramos, especialista del Colef, señala que eso refleja una falta de irresponsabilidad del Congreso, señalando que las capacidades de muchos municipios se ha visto superada. "Aun no sabemos si funcionará de manera efectiva, pero sin duda se deben fortalecer las capacidades de las autoridades"

Por ejemplo, dice Haro, “están municipios como los de Oaxaca, algunos muy pequeños del Estado de México y otros requerirían de un Mando Único Estatal que pudiera dar un servicio, es decir, esos municipios que no tienen una población tan alta” y es que es ahí donde los alcaldes se han vuelto un blanco fácil.

Mientras tanto, cinco alcaldes de Guerrero recurren a la Seguridad Pública Estatal para pedir protección, luego de reportar amenazas en su contra, tal como ocurrió con Soto Duarte, quien meses antes de su muerte pidió ayuda y advirtió de amenazas de muerte.