El pasado 15 de marzo Andrés Manuel López Obrador publicó en su cuenta de Facebook un video subido originalmente por la delegada en Miguel Hidalgo, Xóchitl Gálvez, que mostraba la fiesta de cumpleaños del Jefe Diego. En el video de tres minutos aparecen personajes como los expresidentes Felipe Calderón, Vicente Fox y Carlos Salinas; el secretario de saludo José Narro, el expresidente nacional del PRD Carlos Navarrete, el periodista Ciro Gómez Leyva, y el hombre más rico de México Carlos Slim, entre muchos otros.

En su publicación, López Obrador describe a los asistentes como “los que más han dañado a México y a su pueblo”, y los responsabiliza de ser los causantes de la violencia que se vive en el país, “los dueños del PRIAN”. Sin embargo, también dice que, aunque serán derrocados en 2018, se va a hacer “con derecho a la amnistía, porque no habrá persecución. Justicia, no venganza”.

El día de ayer, después de la convocatoria lanzada en redes para marchar en demanda de la renuncia del presidente Peña Nieto, Obrador lanzó un tuit pidiendo “frenar la caída de EPN”.

Las baterías de López Obrador han apuntado otra vez al PAN, probablemente porque reconoce que en los últimos años ha tenido un crecimiento importante después de la caída en las elecciones de 2012, cuando la candidata panista, Josefina Vázquez Mota, llegó en el tercer lugar de las preferencias con el 25.41% de los votos.

Resulta natural que AMLO concentre sus fuerzas en combatir al enemigo real: el PAN, el de Margarita o el de Ricardo, da igual. 

López Obrador es un animal político, probablemente el que más oficio tiene actualmente y entiende la coyuntura. Sabe que puede convertirse en una opción para los priístas resentidos de la vieja guardia

Sin embargo, existe otra posible lectura. La división es cada vez más profunda entre priístas de la vieja guardia, del modelo priísta tradicional, como Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes o Enrique Jackson; y la del grupo cercano a Peña Nieto, los tecnócratas como Videgaray y Nuño, herederos de De la Madrid y Salinas. Tal vez el discurso conciliador de AMLO va dirigido a ese grupo que no ha tenido espacio en la administración peñista, y cuyo conocimiento y capacidad de operación ha sido desperdiciado por el presidente y su equipo.

El doctor en ciencia política y especialista en procesos electorales, Marco Arellano, dijo que “López Obrador es un animal político, probablemente el que más oficio tiene actualmente y entiende la coyuntura. Sabe que puede convertirse en una opción para los priístas resentidos de la vieja guardia, no de los tecnócratas juniors, sino de la vieja guardia que ha sido desplazada”.

Más que una alianza formal con el PRI –que sería impensable para López Obrador– podría tratarse de buscar apoyos y operadores dentro de esa ala del partido, o incluso seducir a algunos cuadros a pasarse de bando, como sucedió con Manuel Bartlett, priísta de larga trayectoria que hoy milita cercano al tabasqueño.

López Obrador fue formado en el PRI clásico. El que creció con la herencia de la Revolución Mexicana, y –en opinión de Arellano– tiene la capacidad de “sumar a los políticos tradicionales a la vieja guardia, la del estado de bienestar”, cuyo tradición se alinea con el discurso obradorista.

Post original en Facebook

“Con el olfato político de López Obrador, tiene una lectura clara del tablero: hay un PRI que no logra controlar su gobierno, pero que ha desplazado a los viejos próceres, y un PAN al que le fue muy bien en 2016 con una fuerza electoral que se realinea para castigar al PRI”, dijo el analista. “Por otro lado, su partido Morena, tiene esta interlocución con la izquierda radical que tendrá tiene que empezar a temperar”.

“No es gobernable el país si tienes a una cantidad de grupos en tu contra. Es extenderles la mano en el sentido de la gobernabilidad. Ponerles limites justos”.

El también politólogo, profesor por la UNAM y especialista en el sistema mexicano, Rodian Rangel, sugiere que la aparente defensa a Peña Nieto no es para el hombre, sino para la investidura presidencial. “Puede ser una petición que algún grupo de alguna denominación de centro le ha estado haciendo. Tiene que generar una tregua para poder gobernar”, dijo.

“No es gobernable el país si tienes a una cantidad de grupos en tu contra. Es extenderles la mano en el sentido de la gobernabilidad. Ponerles limites justos”.

Rangel señala que en elecciones anteriores Obrador cometió algunos errores de cálculo que pudieron costarle la elección, especialmente en 2006.

“Creo que uno de los grandes errores en 2006 fue la confianza”, explicó. “No asistir al primer debate, por ejemplo. También hubo un error que está corrigiendo, el de las alianzas” De acuerdo al especialista, las alianzas con el PT y Movimiento Ciudadano no trajeron los resultados esperados, sobre todo en el tema de la cobertura de casillas y de hacer campaña por el candidato.

“Fue un error, no en términos de mensaje a la ciudadanía, sino en operación en la jornada electoral. Estos partidos no hacían campaña, nomás los días que iba el candidato a su zona nomas se tomaban la foto”. Por otro lado, dijo Rangel, “la de 2012 fue una gran campaña en términos de las proyecciones estadísticas” La de Obrador fue la única candidatura que creció a lo largo de los meses: “EPN cayó, Josefina se vino a pique; la única que levantó en relación a cómo inició, fue la de Andrés Manuel, quien arrancó con 18 puntos y acabó con 32”.

“Siempre ha quedado en el hubiera: que, si la campaña hubiera durado tres semanas más, hubiera ganado López Obrador”, enfatizó. “Aprendieron varias lecciones de 2006, como asistir a los debates, el discurso en contra de Peña Nieto y el regreso del PRI, que tuvo su mejor prueba en el movimiento 132, que catalizó la campaña de AMLO”.

Será una elección de tres partes donde López Obrador podría tener resultado. No está muerto, y tiene que ser más conciliador. Ya no es el sistema del s. XX, sino la política del s. XXI. 

Para Rangel lo que está haciendo el tabasqueño tiene que ver con rescatar las instituciones y a la figura presidencial, y “no ir por una venganza, sino por justicia. Si llega a ganar la elección no va a poder gobernar con todos estos grupos en su contra. son mensajes colocados al centro, en el cual los antagonismos no caben”.

Por su parte, Arellano concluyó que –a estas alturas– “las encuestas presentan empate técnico entre AMLO, Margarita Zavala y Osorio Chong. Suena lógico que será una elección de tres partes donde López Obrador, si vuele a negociar con algunos de los sectores que lo han estado buscando, podría tener resultado. No está muerto, y tiene que ser más conciliador. Ya no es el sistema del s. XX, sino la política del s. XXI”.