Guillermo García Alcocer se presentó la semana pasada en el Petroleum Club de Houston, entidad que agrupa a la grandes firmas de esa sector de todo el mundo. El presidente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) debía explicar los avances de la reforma energética y cómo estos podía interesar en las empresas de petroleo texanas.

La principal interpelación, especialmente por la inminencia de la presentación del Plan Económico, giro en torno a la volatilidad del IEPS que abarca a la importación de gasolina. Asó como en su momento lo escuchó Luis Videgaray de los inversores en Nueva York, los petroleros texanos pusieron el acento en que es imposible acelerar la reforma si no existe un IEPS contante referido a la importación de combustible.

Los hombres de negocios agregaron que la importación de gasolina de Texas es crucial para el futuro de toda la reforma porque a medida que se reduzcan las reservas de EU el precio del crudo se comenzará a incrementar y eso potenciará los farm outs a los que aspira Pemex. Diferentes fuentes del sector confirman que Antonio González Anaya no logra concretar alianzas para aguas profundas porque se estima que el petroleo podría estar barato al menos durante tres años más.

En el sector petrolero afirman que además de la constancia en el IEPS, ya urge un  sinceramiento de los verdaderos costos de la gasolina de Pemex que hoy cuesta lo mismo en Baja California que en Oaxaca, a pesar de que los gastos de logística y mantenimiento varían según la geografía. 

 Alcocer escuchó en su incursión a Texas que hasta que la importación no sea accesible y planificada, el único modelo que parece viable es el de Gul o el de Oxxo Gas que cambian los colores de las estaciones de Pemex pero el producto que ofrecen es el mismo de la empresa estatal.