Las últimas elecciones empezaron a delinear un nuevo escenario político en el norte de México. Escenario que acaso ya refleja territorialmente el creciente malestar en la región por los impactos de la política económica de Peña Nieto.
Primero se perdió Nuevo León, en manos del Jaime “El Bronco” Rodríguez. Ahora fue el turno de Chihuahua y Tamaulipas, que estarán manos de los panistas Javier Corral y Francisco García Cabeza de Vaca, respectivamente.
La Política Online reveló semanas atrás la incertidumbre que reina en el PRI por los comicios que se vienen en Coahuila. Allí todavía mantienen el poder, a través de Rubén Moreira.
Muchos militantes del tricolor consideran que el Gobierno está poniendo toda su energía en retener Estado de México –principal padrón electoral del país, pero también el terruño del presidente- olvidando la importante de mantener una posición de poder en el norte.
"Es un error territorial e incluso geopolítico", explicó una fuente del partido que prefirió el anonimato. ¿Por qué sería un error? Coahuila es el último punto de contacto del PRI con la región más próspera de los Estados Unidos: Texas. "No lo están viendo, pero si perdemos Coahuila, abandonamos nuestra presencia en una región clave", se quejó la misma fuente.
Para muchos analistas, ese enojo norteño que ya se refleja en las urnas tiene una explicación económica sencilla: la reforma fiscal. “Hay un gran descontento, comprensible en una región industrial. El aumento del IVA generó mucha bronca. Y ni hablar de las afectaciones que acá tiene un tipo de cambio tan elevado", explica Victor Alejandro Espinoza, del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colef.
La apuesta de AMLO
Andrés Manuel López Obrador parece estar incrementando sus visitas a las entidades de norte, consciente de que es su punto más débil. Hace pocas semanas estuvo en Nuevo León, confrontando con El Bronco.
Ahora fue el turno de Tijuana, en donde se comprometió a crear una “zona libre o franca a lo largo de los 3 mil kilómetros de frontera con Estados Unidos”.
“Habrá una política fiscal especial; es decir, se reducirán los impuestos (IVA), los precios de los combustibles y la energía eléctrica. El propósito es estimular la inversión para que haya empleos con mejores salarios”, dijo.
Y de paso, también dejó un mensaje para Donald Trump: “Vamos a convencer a los gobernantes de Estados Unidos que en vez de muros o deportaciones, es más eficaz y humano la cooperación para el desarrollo”.
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