Javier Duarte está aislado. El PRI le quitó su apoyo, al igual que el Gobierno de Enrique Peña Nieto. Todas las señales políticas lo muestran herido, sin respaldo y con un camino que para muchos ya tiene un destino "irreversible": la prisión. 

Primero fue el retiro de sus derechos políticos en el PRI. También presiones menos evidentes, como las amenazas de la bancada tricolor en Diputados para darle vuelo a la Subcomisión de Examen Previo, encargada de elevar los pedidos de juicios políticos.

El pedido de licencia de Duarte fue una señal más. Hay que recordar que durante largos meses el todavía gobernador de Veracruz se negaba a dejar su cargo y aseguraba que todas las denuncias en su contra eran producto de la campaña electoral que encaró Miguel Ángel Yunes Linares. 

Esta mañana, dos hecho contundentes demuestran que la embestida en su contra es total. El PRI quiere demostrar que no tolerará la corrupción en sus filas. Es el mensaje que vino a dar Enrique Ochoa, tras la renuncia de Manlio Fabio Beltrones.

La primera señal llegó desde la Justicia, que dio luz verde para iniciar los primeros siete juicios relacionados con el caso de las empresas fantasma que obtuvieron contratos del gobierno de Veracruz. 

Los jueces federales consideraron que las pruebas aportadas por la PGR y SAT son suficientes para presumir que se cometió un delito. 

Se trata de una investigación periodística que documentó como una red de compañías cuyos accionistas en muchos casos no eran empresarios sino personas de bajos recursos, recibieron múltiples contratos de al menos cuatro dependencias de su gobierno, a cambio de productos y servicios de los que no hay prueba fehaciente que hayan sido entregados a los beneficiarios.

Duarte otorgaba los contratos a las empresas vía adjudicación directa o mediante licitaciones cerradas en donde invitó a “competir” a empresas de la misma red.

Al mismo momento, otro golpe llegaba al mentón de Duarte: desde Televisa se filtraba una cámara oculta al empresario Moisés Mansur Cysneiros, uno de sus supuestos prestanombres, que incluso lo inscribió como beneficiario en su herencia.

En el video, el empresario confiesa que le dio una tarjeta de crédito adicional a la esposa de Duarte -Karime Macías- y que también la pagaba. Además apunta contra otro hombre cercano del mandatario estatal: Jaime Porres Fernández-Cavada.

En otro pasaje del video, asegura que quienes están detrás de la casa de Duarte en Woodlands, Texas, son los Mansur Beltrán. Apunta directo contra José Antonio Chara Mansur Beltrán, ex secretario de Finanzas y ex delegado de la Secretaría de Economía en Veracruz, como supuesto dueño de por lo menos 16 propiedades en Texas y cuyo valor se aproxima a los siete millones de dólares.

Queda claro que el Gobierno ya le soltó la mano por completo al ex gobernador, que en otros tiempos era un aliado clave para Peña Nieto. Es un secreto a voces en el sistema político el activo rol que tuvo el veracruzano como aportante de la campaña presidencial de 2012.

Los tiempos cambiaron y ahora en el oficialismo se da por hecho que Javier Duarte pisará -al menos por un tiempo acotado- la prisión. En el PRI creen que toda la embestida los distancia del PAN, a quienes acusan de encubrir a Guillermo Padrés. 

"Alguno de los gobernadores señalados tendrá que ir al bote. Y a Javier Duarte no se le perdona cómo jugó en la última elección", comentó a este medio un priista, abonando así la teoría de un apoyo de facto de Duarte al candidato de Morena.