El mismo día que la presidenta del PRD, Alejandra Barrales, llevó a los alcaldes de Edomex a San Lázaro para presionar por más fondos, Enrique Peña Nieto advirtió que sería una "mezquindad auténtica" regatear esfuerzos para consolidar obras en favor de la sociedad. 

El mandatario aseguró que "trabaja con gobiernos estatales y municipales sin importar su origen partidario". Intentó así dar por tierra con las denuncias de la oposición -sobre todo del Sol Azteca-, sobre un presunto favoritismo para las entidades que controla el PRI.

"Quien diga lo contrario que lo pruebe", dijo y señaló: "Lo único que tenemos hoy por prueba y acreditación es que el gobierno de la República se ha adherido a los esfuerzos de cualquier gobierno no importando, repito, qué origen partidario tengan".

El destinatario de esta palabras fue Miguel Ángel Mancera, el conductor invisible de todas las manifestaciones perredistas contra el proyecto de presupuesto de José Antonio Meade. 

"Cuando los que hablan tienen un proyecto o un plan constructivo, positivo y viable, para realmente impulsar el desarrollo de sus entidades o de sus municipios siempre nos tendrán por aliados", afirmó.

"Aquí necesitamos sumar tareas a partir de definir objetivos compartidos, a partir de acreditar voluntad política, se sumar recursos para que muchas obras se lleven a cabo, de sumar el esfuerzo para poder trabajar", señaló.

Y dijo que muchas veces para liberar los derechos de vía que demandan obras de infraestructura es necesaria la colaboración entre gobiernos. 

"Esto es lo que el gobierno de la República ha procurado y seguirá teniendo por premisa, no importando con que gobierno sea, lo que importa es que a México le vaya bien y que México siga avanzando en el desarrollo de más infraestructura que potencie realmente condiciones de mayor bienestar y de mayor calidad de vida para la sociedad mexicana", agregó.