En un año, Alfa ha visto como su sueño de convertirse en la mayor firma privada de exploración y producción de hidrocarburos en la región se pospone frente a un entorno de bajos precios de los combustibles. Ya es un hecho: el conglomerado regiomontano no participará en la ronda de aguas profundas, donde Pemex espera lograr su primer farm-out.
Cerca de José Antonio González Anaya ya conocían de esta reticencia pero confiaban en que las últimas novedades de la OPEP hicieran resurgir el optimismo. No sucederá y lo que es aún más inquietante: la postura de Alfa es similar a la de otros grandes grupos del exterior. Sencillamente la gasolina está demasiado barata para embarcarse a explorar en aguas profundas.
Este tipo de exploración requiere de una fuerte inversión en tecnologías y recursos humanos que deben realizarse con el riesgo latente de no encontrar un yacimiento.
La división de Alfa para el mundo petrolero -Newpek- desde el trimestre pasado tiene suspendidas la exploración de pozos de Eagle Ford en Texas debido a la baja rentabilidad. “A la situación de los precios del petróleo actuales no es negocio, cuando suban los precios reactivaremos la actividad”, explica Ramón Leal, director de finanzas del conglomerado que agrupa negocios como petroquímica, energéticos, alimentos procesados, autopartes y telecomunicaciones.
El pasado lunes Alfa dio a conocer sus resultados financieros al tercer trimestre del año. Newpek sólo está operando los pozos que ya se tenían pero no hay nuevas inversiones ni exploración porque es imposible operar con los precios actuales. La firma está a la espera de las bases de la Ronda 2 que tendrá dos fases: aguas someras y campos offshore. Luego definirá si se anota a esa contienda.
El clima ha cambiado radicalmente desde cuando se aprobó la reforma energética. En ese entonces Álvaro Fernández Garza, director de Alfa, reiteraba una y otra vez el interés por participar en la industria petrolera. “Alfa será un jugador protagónico e importante en la industria petrolera del país, ahí estaremos activamente”, declaraba el ejecutivo.
Todo iba bien hasta que su socio estratégico la canadiense Pacific Exploration and Productions (antes Pacific Rubiales) fue una de las empresas afectadas por el desplome de los precios del petróleo.
Esta situación llevó a Pacific Rubiales a la quiebra y Alfa que poseía el 18.95 por ciento de participación accionaria intentó capitalizar a la compañía canadiense pero el grupo de inversionistas minoritarios representados por un fondo de inversión O’Hara Group se opuso a la oferta del conglomerado regiomontano.
No hubo final feliz: Alfa perdió por esta inversión más de mil millones de dólares - cantidad que la compañía absorbió en sus estados financieros -, y Pemex perdió un potencial socio de lujo para las aguas profundas.
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