Los temas pendientes en materia de derechos humanos forman ya una lista grande para el gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto. Los problemas migratorios sin duda forman parte de ese listado. Pero a los ya documentados atropellos en la frontera sur, ahora se suma una crisis humanitaria en el norte.
El discurso oficial pretende mostrarse tranquilo ante una creciente oleada de migrantes que han llegado desde Haití y África. En la comparecencia que dio el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, afirmaba que era un tema que se está atendiendo y que se han logrado acuerdos con el gobierno de los Estados Unidos.
En septiembre, Peña Nieto lanzó un enérgico discurso ante la ONU para pedir solidaridad con los migrantes. Entonces se enfocó en la migración centroamericana, señalando que eran producto de la violencia del crimen organizado y las sequías. Desde Nueva York, aseguró que su gobierno daría un trato “más digno y humano a los refugiados”.
Por estos días, México vive una situación que bien podría poner a prueba el discurso oficial: desde abril estalló una nueva ola de migrantes, principalmente de Haití y de algunos países africanos como el Congo. Afectados por conflictos socioeconómicos y políticos, los contingentes de migrantes incluyen a infantes y mujeres, incluso embarazadas.
En diálogo con La Política Online, Guy Lamothe, embajador de Haití en México, explicó que gran parte de ese éxodo haitiano en realidad proviene de países de América del Sur, donde encontraron refugio tras el terremoto en 2010.
“Países como Brasil, Ecuador y Chile aceptaron dar asilo a muchos haitianos tras el terremoto, pero la situación económica comenzó a complicarse en esas naciones. Muchos de ellos decidieron volver a viajar para buscar refugio en Estados Unidos”, explicó el canciller.
Lamothe precisó que este movimiento se vio acentuado en abril: desde ese momento llegaron a México mas de tres mil haitianos. Y si bien las autoridades afirman que no pueden predecir cuántos más llegarán, el embajador afirmó que la cifra se ha ido reduciendo.
¿Ya es una crisis humanitaria?
Desde las autoridades no se ha querido reconocer que este éxodo signifique una crisis humanitaria. Incluso el representante en México de la Organización Mundial para las Migraciones (OIM), Christopher Gascón, negó durante su visita a Tijuana que se tratara de una "crisis". Pero tuvo que reconocer que la capacidad de alojamiento para los migrantes haitianos en los albergues existentes se encontraba rebasada.
Según el embajador haitiano, esto se debe a que "es la primera vez que México atiende una ola migratoria proveniente de países africanos y haitianos de tal magnitud”. El diplomático señaló que las autoridades están haciendo todo lo posible, pero que "la capacidad en Tijuana y Mexicali es limitada”.
La opinión de los activistas que intentan contener la situación en estas ciudades choca con el discurso optimista oficial. LPO conversó con Linda Romero, coordinadora de Movimiento Juventud Tijuana, asociación que entre otras cosas intenta dar albergue a los recién llegados.
Desde su experiencia, afirma que lo que están viviendo “sí es una crisis migratoria”. Como explico, dijo que su albergue atiende a 139 personas “y ya está hasta el tope”. Y aseguró que las autoridades les han ordenado ya no recibir más.
Romero dice que al menos en Tijuana hay alrededor de 3,000 migrantes de distintos orígenes varados, sin lugar para un albergue pues todos se encuentran en la misma situación. "Todos están repletos", repite.
No duda en señalar que el gobierno ha sido injusto con esta población y además, lo acusa de engañar a los migrantes: “Las autoridades migratorias se llevan a los migrantes bajo engaños, les dicen que los van a entrevistar, a ayudar con su documentación para ir a Estados Unidos, pero esto no es cierto”.
Y es que en diversas ocasiones, el gobierno ha dicho que México no deportará a estas poblaciones, pero ella afirma que esto sí está sucediendo, y alerta que en algunos casos, este no es el peor de los escenarios: “del 100% que Migración se lleva, el 10% es repatriado, sin embargo, a otros se los llevan presos hasta por ocho meses”.
El problema no para ahí. Para aquellos que aún ven con esperanza o logran avanzar por gestionar asilo estadounidense las cosas están cambiando. Hace seis años, tras el terremoto, Barack Obama ofreció ayuda a los haitianos, sin embargo el escenario está cambiando y la aceptación está disminuyendo.
Esta población que no logre alcanzar el sueño americano, ¿regresará a su país de origen? Muy probablemente esa no será la opción y México tendrá que atender una situación para la cual no estaba preparado y que poco a poco se podría complicar más.
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