En los círculos empresarios cuentan que el pasado lunes por la noche Carlos Djemal volvía de una cena rumbo al hotel The Peninsula, exclusivo reducto de Chicago, a metros de North Michigan Avenue. Cuando ingresó al lobby y vio a las autoridades esperándolo no montó un escándalo ni se alteró demasiado. En esa noche en la Ciudad de los Vientos se iniciaba un nuevo capitulo de la larga novela protagonizada por el Deutsche Bank.
La debacle de la que fuera una entidad de lujo forzó a un desprendimiento de los activos del banco en México. Aunque el mecanismo para tal proceso no fue precisamente mediante una licitación, el Deutsche pidió a los interesados no sólo una oferta económica, sino además datos sobre la seriedad y solidez financiera y detalles sobre el futuro que tendrían las unidades de negocios que pondrían en las manos del nuevo dueño.
La filial en México del banco alemán necesitaba asegurar la transición más tersa y provechosa de sus 6 mil 500 clientes, más de 100 empleados y también de varios proyectos en marcha.Es obvio: el Deutsche es una de las entidades predilectas entre los millonarios mexicanos.
Y así prácticamente horas después de que se anunciara que el ganador había sido InvestaBank con una oferta cercana a 200 millones de dólares, la detención en Estados Unidos de uno de sus socios y miembros del Consejo de Administración fue un balde de agua fría que borró la sonrisa y celebración de haber logrado una compra que le permitiría de facto quintuplicar el tamaño de InvestaBank.
Y peor aún: puso en duda el cierre de la transacción. Pese a que InvestaBank asegura que sigue en marcha, una fuente confió a La Política Online que los alemanes sí evalúan la posibilidad de rechazar el acuerdo que sigue siendo preliminar.
Quien reaccionó rápidamente al anuncio de la compra de InvestaBank fue Standard and Poor’s que colocó las calificaciones de InvestaBank en su listado de revisión especial para subirla o bajar e incluso modificar las perspectivas luego de conocer la implicación e impacto que tendría la suma de los activos de Deutsche Bank México. Sin embargo, la firma internacional precisó que resolverían su decisión cuando tengan "certeza sobre la autorización de la transacción”.
Un ejecutivo cercano al negocio entre ambas empresas agregó que ya algunos clientes habían externado su descontento por la salida de Deutsche Bank de México y, aunque la mayoría habían decidido permanecer, hasta saber quién sería el nuevo dueño del negocio no se descarta una salida masiva de los mismos luego de conocer los antecedentes y detención de uno de los accionistas de InvestaBank.
La expectativa de InvestaBank era recibir los permisos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y de la Comisión Federal de Competencia hasta el próximo año y hasta no contar con dicho aval las operaciones del banco y de la casa de bolsa permanecerían a cargo de Deutsche Bank.
La saga judicial que se inicia ahora en la corte de Manhattan viene a confirmar los comentarios que se escuchaban semanas atrás, cuando en hangares privados y restaurantes exclusivos se manifestaban dudas sobre cómo una entidad desconocida para muchos, pero con buenas vinculaciones, se había hecho de una de las carteras más codiciadas del país.
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