La noche del 4 de noviembre de 2008 el mundo entero veía a Barack Obama convertirse en el primer presidente afroamericano en la historia de los Estados Unidos, uniendo a su país alrededor del mensaje de HOPE que tomó por asalto la campaña presidencial. Mientras tanto, en México el segundo Secretario de Gobernación de la administración calderonista, e identificado como uno de los hombres más cercanos al presidente, Juan Camilo Mouriño, perdía la vida en un accidente aéreo sobre el Paseo de la Reforma a la altura de Las Lomas de Chapultepec. El Learjet propiedad de la Secretaría de Gobernación se desplomó por “impericia” de los pilotos, según concluyó la investigación oficial.
El día de hoy el periódico El Universal dio a conocer que el expresidente Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala, quien busca la candidatura presidencial panista en 2018, se hospedaron en una de las propiedades de la acaudalada y poderosa familia de origen español Mouriño, en Campeche. El padre de Juan Camilo, el empresario Carlos Mouriño Atanes, también habría recibido a la pareja en su yate El Delfin. Mouriño es propietario del Grupo Energético del Sureste (GES), una importante empresa gasolinera afincada en la región.
En febrero de 2008 el líder del entonces Frente Amplio Progresista, Andrés Manuel López Obrador, denunció públicamente a Juan Camilo por tráfico de influencias al haber firmado entre 2003 y 2004 una serie de contratos entre Pemex y GES –fungiendo como representante legal de la empresa familiar- cuando se desempeñaba como subsecretario en la Secretaría de Energía, encabezada en aquel momento por su amigo Felipe Calderón.
En un principio Mouriño negó las acusaciones, pero a los pocos días reconoció que los contratos eran genuinos y que sí había sido el firmante. Lo que hoy hubiese sido un escándalo mayúsculo, hace nueve años no provocó tantas olas. La Cámara de Diputados creó una comisión investigadora que un par de meses después absolvió al secretario de toda acusación. Y tan tan. No investigación de la PGR, no sanción administrativa, no remoción de su cargo.
La que sí sufrió, de acuerdo a los medios de la época, fue la reforma energética que Felipe Calderon pretendía impulsar en el Congreso. Mouriño habría sido el interlocutor entre Presidencia y el PRI. Tras el escándalo tuvo que abandonar su misión y la reforma paso a diputados sin la negociación previa con la oposición. Por supuesto, la reforma fracasó.
Años después, la periodista hoy exiliada en Estados Unidos, Anabel Hernández, publicó el libro Los Señores del Narco, que narra los juegos de poder entre los cárteles de la droga desde los años ochenta y hasta la infame guerra de Felipe Calderón, lanzada en 2006. Hernández narra en su libro que el avionazo de Mouriño no fue un accidente, sino un atentado ordenado por Ismael el Mayo Zambada, uno de los líderes del Cártel del Pacífico y socio del Chapo Guzmán, quien se sintió traicionado por la administración calderonista, con quienes, de acuerdo a Hernández, tenían un pacto de cooperación, situación que -se ha especulado- el presidente posiblemente ignoraba.
Llama la atención la reunión del fin de semana entre los Calderón-Zavala y los Mouriño. De acuerdo a la investigación de Hernández, días después de la tragedia el hermano de Juan Camilo, Carlos Mouriño Terrazo, se habría reunido en Los Pinos con el presidente, para pedirle la versión no oficial de los hechos. “Dinos quién mató a Juan Camilo, sólo queremos saber quién fue”, le habría cuestionado Mouriño Terrazo. “Le reclamó a Calderón con la confianza de haber sido el hermano de su mejor amigo”, explica Hernández.
La periodista cita un desplegado firmado por el patriarca de los Mouriño, Carlos Mouriño Atanes, publicado dos días después del siniestro, en el que algunos han interpretado un rechazo a la versión oficial del Gobierno:
Tu accidente no puede cambiar el rumbo de las cosas. Nos debe quedar claro que la lucha tuya y de las autoridades tiene que continuar con tanta o más fuerza que hasta ahora, convencidos de que los vamos a derrotar, que hay un ejército ciudadano detrás de todos nosotros, del presidente, las Cámaras, los partidos, las autoridades e instituciones, que nos empuja con fuerza”.
De acuerdo a los testimonios recabados por la periodista, Calderón habría insistido en la versión oficial durante su reunión con Mouriño Terrazo, quien “abandonó el despacho presidencial muy molesto. Nunca más volvería ahí, ni él ni sus familiares”.
En 2012, poco antes de terminar su sexenio, Calderón relató a medios la ocasión en que -al parecer en mayo de 2008, seis meses antes de la muerte de Mouriño- le alertaron de una amenaza “creíble” contra el avión presidencial: “Un día”, relató, “me buscó el general Castillo (jefe del Estado Mayor Presidencial) para decirme que se había recogido información de que querían atentar contra el avión presidencial. Me dijo que no era la primera vez que había amenazas contra el presidente, pero que esta vez eran creíbles y por eso me las comunicaba”.
La reunión con la familia de su amigo este fin de semana de la Revolución podría ser interpretada como un espaldarazo a la campaña de Margarita, aunque no ha habido una declaración oficial por parte de los Mouriño.
La oficina de prensa de Zavala le confirmó a El Universal la reunión: “Confirmado, sí están acá y con [los Mouriño]. El contenido [de la reunión] y hablar de apoyo no se podría confirmar. Que se han visto, sí”, citó el diario.
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