La cuarta licitación de la Ronda Uno generó dos reacciones entre los asistentes al Centro Banamex, donde se llevó a cabo la cuarta licitación. Por un lado, entusiasmo y gran sorpresa, con una sensación general de que estos resultados mandan buenos mensajes al mercado. Pero también hubo, por lo bajo, evidentes sospechas del modo en que se definió el reparto.
Con estos resultados –tanto de las licitaciones para aguas profundas como el farmout de Pemex- “México entra a las ligas mayores y por la puerta grande”, dijo positivo a La Política Online el especialista en energía del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), Arturo Carranza.
Por su parte Miriam Grunstein, fundadora de Brilliant Energy Consulting, no dejó de señalar como punto destacado que Pemex participe en un consorcio con la gigante estadounidense Chevron: “Eso nos dice que están viendo en Pemex una empresa rescatable de alguna manera”.
Pero no todo es luz en el camino. En el sector petrolero que se congregó en el Centro Banamex también miraron con cierto recelo los resultados. Para empezar, desde la perspectiva de Grunstein, no se exigieron obligaciones altas de inversión, “con lo que se exige la verdad no te alcanza para mucho. Económicamente fue una licitación muy holgada”.
Lo que llamó sobre todo la atención entre los espectadores fueron todas las combinaciones en los consorcios, mezclando firmas de diferentes nacionalidades, con características específicas y tamaños diferentes.
Repasando los números, un 37% de las licitaciones se las llevaron empresas asiáticas (China Offshore Oil Corporation y PC Carigali de Malacia), 13% fue a europeas y 25% a empresas de América del Norte.
Ante este escenario, entre los asistentes al gran evento de esta reforma energética crecía la idea de “una falta de competencia, de dispersión”. Un temeroso rumor que Grunstein concretó con una frase rotunda: “La verdad parece que se repartieron el mercado”. Ante la repregunta de LPO, la analista aceptó que más allá de la claras evidencias, es algo imposible de comprobar.
Al ver los resultados, queda claro que sólo en un Área hubo competencia real, que fue el campo 5 de la Cuenca de Salina. Allí hicieron ofertas cuatro consorcios diferentes. En el resto de las Áreas, sólo entraba una de las grandes empresas, y el resto no hacía propuestas.
“Las apuestas se repartieron en empresas grandes”, reflexionó Carranza al respecto. Lo que aprovechó para sacar otra inquietud, los intereses de las empresas ganadoras: “No soy unas peritas en dulce”, señaló Carranza.
Con ello también hizo eco al señalamiento de falta de obligaciones altas, y considerando que ahora será reto del estado implementar toda su maquinaria para no dejar las ganancias en manos de estas empresas.
“Aún falta que se firmen los contratos, que las autoridades sepan reaccionar ante cualquier irregularidad”, agregó. Con ello no sólo se refiere a un contexto de incertidumbre que ya es bien conocido sobre los movimientos en el precio del petróleo, también apunta a la gestión misma de los proyectos.
“Estas empresas le están apostando a estos pozos de Cuenca Salina por su experiencia, olfatean muy bien las oportunidades de negocio, saben que ahí está el futuro y ellos olfatean muy bien las oportunidades”, concluyó Carranza.
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