El último encuentro de Ildefonso Guajardo con representantes del empresariado en Nuevo León comenzó con una pregunta ineludible: ¿Luis Videgaray ya se habÃa reunido con el influyente yerno de Donald Trump, el empresario Jared Kushner? Guajardo evitó esas precisiones.
Recibió entonces otra observación, que en rigor sonaba casi a un mandato: el Gobierno debe buscar antes de enero una agencia de lobby en Washington acorde a la nueva realidad polÃtica de los Estados Unidos.
El presidente que mejor supo navegar ese ambiente de influencias y contactos de alto nivel fue Ernesto Zedillo, que llegó a gastar 15 millones de dólares por año en firmas de lobby.
Enrique Peña Nieto se dejó guiar por el directorio de Felipe Calderón: contrató a The Raben Group para cabildear contra la pena de muerte aplicada a mexicanos en Estados Unidos y a la agencia Ogilvy para temas de promoción de turismo y percepción sobre clima de negocios en México.
En temas sensibles del Capitolio apostó por Hogan&Hartson, ahora conocida como Hogan Lovells LLP. Se trata de un despacho de abogados global que trabaja para empresas y gobiernos de todo el mundo.
El problema, señalaron los empresarios que en el último tiempo visitaron las oficinas de esta firma en San Pedro Garza GarcÃa, es que Hogan Lovells hizo un enorme trabajo de recaudación para la campaña de Hillary Clinton y tenÃan trato permanente con John Podesta, manager de la candidata.
Es un dato que conocen muy bien los hombres de negocios. Esta firma era el principal enlace de los conglomerados regios con la campaña demócrata. Todo sucedÃa en las oficinas ubicadas sobre la Avenida Ricardo Margáin.
Tampoco alcanzarÃa, según escuchó Guajardo, con la firma Public Strategies que el propio secretario de EconomÃa contrató alguna vez por temas aduaneros en Estados Unidos. La percepción generalizada es que se necesita un equipo nuevo.
El Gobierno requerirá una firma que conozca a fondo el entramado del Partido Republicano y que tenga conexiones con los gobernadores de ese partido. La PolÃtica Online pudo saber que antes de que termine la semana llegará una lista a la SecretarÃa de EconomÃa con recomendaciones muy precisas.
Hay dos posibilidades concretas que circulan por estas horas. Una es Mercury Partners, firma comandada por republicanos y que tiene un despacho en la Ciudad de México. Su jefe Vin Weber trabajó con Bob Dole, George W. Bush y Mitt Romney. Weber suele visitar Monterrey para tratar cuestiones relevantes de empresas regiomontanas en EU. Tiene trato personal con Romney y su posicionamiento ascenderá si el ex gobernador es elegido secretario de Estado por Trump.
A esto debe sumarse que Mercury acaba de contratar a un ex editor de The Wall Street Journal, Michael Crittenden, cuyos editoriales eran consumidos permanentemente por el cÃrculo rojo de Washington.
Otra posibilidad en la consultora de Henry Kissinger, que combina el cabildeo con el análisis estratégico. El principal analista polÃtico de la firma con oficinas en Park Avenue, en Nueva York, es Alan Stoga que también asesora a entidades bancarias en México. El principal cliente de la consultora es el fondo Blackstone que aspira a ingresar como socio de Pemex en el negocio del refinado de petróleo.
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