El Senado aprobó con 98 votos en favor, 7 en contra y una abstención, las modificaciones a la Ley General de Salud y al Código Penal Federal para regular así el uso de la marihuana con fines medicinales, terapéuticos y de investigación.

Se trata sin dudas de una dudosa victoria del Gobierno, que impulsó un proyecto mucho más ambicioso y luego debió corregir el rumbo. Hay que recordar que la iniciativa inicial que envío Enrique Peña Nieto también incluía el aumento de la portabilidad de marihuana de 5 a 28 gramos. 

Ese aumento de los gramos permitidos era para muchos un la puerta de entrada al verdadero debate de fondo: la discusión sobre el final de la política prohibicionista y un nuevo paradigma que incluya la permisión del consumo de marihuana también con fines lúdicos.

No fue posible. El giro "progresista" de Peña Nieto semanas antes de las elecciones de junio fueron para muchos priistas de distintas entidades un certificado de defunción. Es que junto al proyecto de la legalización de la marihuana, el Gobierno también levantó la bandera de la federalización del matrimonio igualitario.

La Iglesia se encargó a través de sus misas de criticar con dureza estos proyectos e incluso convocó a no votar al PRI. Algunas de estas declaraciones tomaron estado público, generando así roces con Los Pinos.

Como sea, la minuta avalada por los senadores ya fue enviada a la Cámara de Diputados para su análisis y discusión. Todavía falta media sanción para que el uso medicinal de la marihuana se convierta en una realidad.

Pero, ¿qué habilita realmente este proyecto? El texto exhorta a la Secretaría de Salud "a diseñar y ejecutar políticas públicas que regulen el uso medicinal de los derivados farmacológicos de la cannabis sativa, índica y americana, como el tetrahidrocannabinol (THC), así como normar la investigación y producción nacional de los mismos".

La Secretaría de Salud también deberá otorgar permisos para importar estupefacientes, sustancias psicotrópicas, productos o preparados, incluyendo los derivados farmacológicos de la cannabis, "cumpliendo los requisitos establecidos en la regulación sanitaria que impone un máximo de 1% de THC".

“Pero sobre todo, estamos abriendo la puerta a nuestros científicos mexicanos para realizar protocolos de investigación de cannabis, investigación que servirá para construir evidencias científicas para desarrollar las mejores opciones de tratamientos con cannabis”, comentó la presidenta de la Comisión de Gobernación, la priista Cristina Díaz.

“El presidente Peña Nieto no estuvo a la altura de su propuesta. No debemos olvidar que primero envió una iniciativa de avanzada y después, ante los reclamos de grupos de interés, permitió que sólo transitara lo concerniente al uso medicinal”, criticó en cambio Miguel Barbosa.