Entre la turbulencia económica que enfrenta el país, el presidente Enrique Peña Nieto se pronunció por una fuerte demanda del mercado: la repatriación de capitales. Uno de los puntos calves de su Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar.

Por un par de años ese fue un tema olvidado por el gobierno, luego del último intento por parte de la reforma fiscal en 2015, donde estuvo vigente por seis meses un esquema, sin embargo no tuvo éxito y se vino abajo.

Desde entonces, los expertos no habían dejado de empujar el tema y la necesidad y alivio que sería para el país recuperar esta estrategia. Al final el gobierno se vio acorralado y cedió, aunque existen dudas.

En diálogo con La Política Online, el Doctor Herbert Bettinger, Socio Director de Bettinger Asesores, apuntó que una de las preocupaciones es que la propuesta del mandatario federal es que da la impresión de que pueda repetir el esquema del 2015.

La crítica del abogado fiscalista, es que “estaba lleno de restricciones” y ello desincentivaba el retorno de los capitales. Por ejemplo, las reglas no permitían el anonimato como en periodos anteriores y se obligaba a invertir los recursos repatriados.

También se exigía invertir por tres años en el país e implicaba impuestos muy altos. En esta nueva propuesta, se sabe que una de las exigencias es que se invierta en infraestructura, uno de los sectores más golpeados por el recorte presupuestal para este año.

“Son muchas trabas las que pone el gobierno y por eso no es exitoso”, señala el experto. Y en su perspectiva, para lograr que regresen los capitales el gobierno tendría que rebajar sus exigencias y dar más estímulos.

Las propuestas

Por lo pronto dentro de los estímulos fiscales, el gobierno plantea la devolución del IEPS a transportistas, por lo que no se tendría que dar un incremento en las tarifas, relacionado con este impuesto. También las Pequeñas y Medianas Empresas podrán hacer deducciones a las inversiones al 100 por ciento este año, y el próximo año de 50 por ciento.

Pero un punto básico para Bettinger es que se debe dar confianza y seguridad al contribuyente de que paga la cantidad adecuada. Para él tendría que ser como máximo del 5%. “El 3% sería muy agradable”.

“Pero sobre todo tienen que ser muy abiertos y pedir requisitos mínimos. Volver a la deducción de gastos, quitar dividendos”, abundó en el tema. Y sobre todo, es insistente en el tema de que sea anónimo. Uno de los puntos clave por el cuál fracaso el último esquema.

Aunque reconoce que hay riesgos. Y es que en el anonimato se puede prestar a lavado de capital –que considera que es lo menos- y a la evasión fiscal –con mayores oportunidades de ocurrir- Por ello, consideró que es indispensable que las autoridades para investigar estos delitos trabajen conjuntamente y de manera muy activa.

En días próximos el gobierno dará a conocer con más detalles este programa. Por lo pronto, en el mercado lo celebran y el sector empresarial estima que pueda generar una inversión de 10,000 millones de dólares, según cálculos del CCE.