Son 690 cargos los que le debe aprobar el Congreso de Washington a cada presidente que llega a la Casa Blanca. Donald Trump le ha propuesto 29 al Poder Legislativo y no tiene prisas. De hecho, está decidido a que unos 600 burócratas que prestaron servicio durante la gestión de Barack Obama continúen en sus cargos. 

Como es un presidente que ganó la elección casi sin respaldo de su partido, existe una gran cantidad de posiciones y no le alcanzan los nombres de allegados y conocidos para cubrirlas todas. Pragmático, terminó por definir que en aquellos casos donde no haya candidatos de su entorno, siempre y cuando los que estén se adapten a las nuevas políticas, estos podrán continuar.

En los últimos días llegaron reportes que indicaban que gran parte del personal intermedio de la Secretaría del Tesoro que ocupará Steve Mnuchin, quedaban confirmados. Algo similar está sucediendo en otras dependencias y organismos intermedios. Las consecuencias de un mandatario para quien la ideología está muy por detrás de sus metas y objetivos. Hizo toda su campaña con un vocabulario feroz contra Obama pero mantiene en sus cargos a decenas de funcionarios.

 Hay casos resonantes: Brett Mc Gurk del Departamento de Estado y a cargo de la coalición que combate al Estado Islámico en Siria, Adam Szubin, a cargo de las sanciones comerciales en el Departamento del Tesoro, Chuk Rosemberg, directivo de peso en la DEA,  Dabney Kern, de la oficina militar de la Casa Blanca y Nick Rosmuden, del Centro Nacional Antiterrorismo. Los nombres siguen.

Trump se encamina a ser el presidente de EU que mayor cantidad de puestos clave de su antecesor permanecen en el cargo.