Si bien los movimientos polÃticos de los empresarios regiomontanos siempre aparecen signados por una alta dosis de pragmatismo, el caso de Fernando Maiz - fallecido en un accidente de helicóptero - combinaba ese rasgo pero con un gran convencimiento de que Jaime RodrÃguez Calderón podÃa representar, como el lo explicaba, un cambio de paradigma en la arena polÃtica mexicana.
RecurrÃa Maiz a un escrito de Carlos Salinas de Gortari en el cual el ex presidente señalaba que el futuro del PRI como partido estaba en encontrar candidatos que sean más producto de inquietudes ciudadanas que de grescas partidarias. El Bronco, decÃa Maiz, expresaba esencialmente el malestar con la polÃtica clásica. En ese mismo esquema le gustaba comparar al gobernador con el caso de Donald Trump en EU.
Organizaba reuniones de gabinete estatal en su casa de San Pedro Garza GarcÃa y daba arengas sobre cómo debÃa ser la gestión. Siempre tuvo una relación ambivalente con el ala del gobierno que se identifica con Fernando Elizondo. También objetaba la cercanÃa de Fernando Turner a Morena. Destacaba en cambio a figuras como Roberto Russildi o Humberto Torres.
TenÃa un rol central en el foro Cómo Vamos Nuevo León donde el gobernador y su gabinete contaron con un evidente blindaje de preguntas incómodas en su primera aparición de 2016. Se encontraba más a gusto en ese entorno de organizaciones ciudadanas que entre los grandes empresarios del estado que siempre lo vieron como un arribista.
Maiz era una pieza importante en el esquema del gobernador porque le aportaba disciplina y realidad a un dirigente que suele ser cambiante, que prefiere esquivar conflictos y que, a más de un año de su llegada al poder, todavÃa no le ha dado contenido a la idea de ser una figura del independentismo. Esa era una de las demandas habituales de Maiz: generar un discurso sobre el independentismo que separara a al Bronco de su realidad inicial: la del candidato sin partido.
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