Roberto Flores llegó a su límite.  Desgastado públicamente por una serie de escándalos de nepotismo, con los índices delictivos en alza, enfrentado con el secretario de Seguridad Cauthémoc Antúnez y cuestionado por influyentes despachos de abogados, el procurador de Jaime Rodríguez Calderón finalmente presentó la renuncia al cargo.

"Dada la enorme amistad y confianza que Jaime Rodríguez Calderón, Gobernador Constitucional del Estado, ha tenido para con mi persona por más de 25 años y toda vez que observo que es muy desgastante la situación que prevalece, he decidido presentar mi renuncia el día de hoy, martes 21 de febrero de 2017, para que sea analizada", dice el texto firmado por el procurador.

La situación era compleja para el Bronco porque desde la Federación habrían recomendado la continuidad de Flores pero por otra parte si el gobernador lo confirmaba debería cargar con cada revés del procurador desde ahora. Finalmente le aceptó la renuncia pero le pidió que siga una semana.

Flores terminó perjudicado por un esquema de comunicación que hasta el momento se manifiesta errático en el gobierno del Bronco. Nunca pudo instalar que la responsabilidad de las cifras delictivas corresponde a la Secretaría de Seguridad Público y no a la Procuraduría, que es donde se procesan los delitos. 

Cauthémoc Antúnez y Aldo Fasci son dos figuras protagónicas de su renuncia. El primero fue efectivo en cuanto a minar la imagen del procurador, especialmente ante los empresarios. Algo curioso ya que al inicio de la gestión eran amigos. Viven a una cuadra de distancia en San Pedro Garza García y la casa del general la consiguió Flores. Es difuso el momento en el cual la  buena relación se terminó.

Fasci en cambio fue un cabildero eficaz para instalar en los medios fuertes cuestionamientos contra Flores. El vocero está convencido de que ser procurador es un primer paso para ser alcalde de Monterrey. Ahora buscará el asiento de Flores con el pretexto de sus buenos contactos con fuerzas de seguridad de EU. 

Contrario a lo que podría pensarse, con quien Flores había recuperado la relación en el último tiempo era con Ernesto Canales, subprocurador Anticorrupción y golpeado por la errática avanzada contra Rodrigo Medina. Cuando le mencionaron a Canales los casos de nepotismo el fiscal recordó que Adrián de la Garza tenía contratados a varios familiares cuando era procurador y que nadie decía demasiado.

Finalmente Flores tenía la oposición de los despachos jurídicos más tradicionales del Estado, que nunca lo vieron como uno de ellos y que no aceptaron su modo de conducir la Procuraduría. Flores suele decir que lo rechazan más por su personalidad que por sus métodos. Y en gran parte no se equivoca.

Su salida es un desafío para el Bronco porque Miguel Ángel Osorio Chong respaldaba la continuidad de Flores como nuevo fiscal general y señalaba de tanto en tanto que la de Nuevo León seguía siendo la Procuraduría mejor rankeada en todo el país, según estudios realizados desde la Federación.