El subprocurador Bernardo González Garza tiene varios elementos para entusiasmarse con ser designado procurador y luego propuesto como fiscal general. Tiene apoyos empresarios, llegada a Manuel González y Fernando Elizondo y una amistad con el  jefe de gobierno de Ciudad de México Miguel Ángel Mancera que es con quien el Bronco suele hablar de la elección del 2018.

El único punto que le molesta al gobernador es el trato de González con el ex senador del PRI Jorge Mendoza, hombre del grupo Salinas Pliego en el Estado y que está interesado en reemplazar a César Cavazos como jefe del PRI estatal. El gobernador cree que el universo de amistades de González en el PRI pueden ser un riesgo para la avanzada contra Rodrigo Medina que sigue sin generar resultados.

Mendoza es el principal respaldo del coordinador del PRI en el Congreso estatal Marco González, diputado local que se ha enfrentado al gobernador en reiteradas ocasiones. 

En paralelo a la sucesión de Roberto Flores, también subsisten las heridas que deja la salida del procurador.  Como por ejemplo que aún cuando el Bronco no había terminado de aceptar la renuncia el secretario de Gobierno González y el vocero Aldo Fasci instalaron en los medios que la decisión ya estaba tomada y que la renuncia había sido aceptada. Fue un momento de malestar que fue aprovechado por los rivales de González en el gabinete para volver a recomendar que deje la Secretaría de Gobierno y sea designado jefe de la oficina del gobernador.