Un discurso bien perfilado a la batalla por la presidencia, y con el claro objetivo de levantar el ánimo de su tropa, Enrique Peña Nieto se lanzó contra la oposición, hablando de "parálisis de la derecha y un salto al vacío de la izquierda demagógica". 

Las palabras de Peña Nieto cargadas de contenido político, partidario y electoral, fueron un reflejo de lo que ya había intentado Enrique Ochoa es la última asamblea priista. En ese momento, el dirigente nacional tricolor prometió públicamente que su partido ganaría las tres elecciones de gobernadores en 2017. 

Pero la respuesta llegó rápido desde la Cámara de Diputados. Desde el recinto de San Lázaro, Marko Cortés -alfil de Ricardo Anaya- respondió con dureza al exigir que el Gobierno y todo el PRI reconozcan su responsabilidad en "la severa crisis social, económica, de seguridad y de política exterior que enfrentamos".

Hizo hincapié en el tema favorito de los panistas, la reforma fiscal, el gesto eterno para los empresarios: "Provocó que la economía se estancara y por ende no se generen los empleos que demanda la población. Es inaceptable que el Gobierno no reconozca, no acepte y no vea la realidad que todos vemos".

"Hoy el país registra un grave endeudamiento mayor al 50% del Producto Interno Bruto; una elevada devaluación del peso frente al dólar; gasolinas y tarifas eléctricas muy caras y un proceso inflacionario que no habíamos vivido en 20 años", agregó el diputado panista.

Y fue todavía más allá: "El PRI-Gobierno debe ser realista y aceptar que está fuera de la contienda presidencial, porque no hay peor sordo que quien no quiere oír, ni peor ciego que quien no quiere ver. Ellos son los responsables del retroceso que estamos viviendo".