Enrique Peña Nieto no siempre quiso ser candidato a presidente de la República. En los momentos en los cuales esa voluntad flaqueaba era cuando aparecía el consultor en marketing Alejandro Quintero. Desde entonces se convirtió uno de los hombres más influyentes del entorno presidencial, que incluso está por fuera de la dicotomía Osorio-Videgaray que anima los conflictos en el gabinete.

Alto ejecutivo de Televisa, Quintero dejó el conglomerado tras una discusión verbal con Emilio Azcárraga pero mantuvo a su cliente primordial: el presidente. Esa relación no ha ido a menos sino todo lo contrario, Quintero ya está pensando en la campaña del 2018. Y por eso en Televisa lo culpan, una vez más, de sus peripecias en el IFT. La cúpula lo responsabiliza de la actual avanzada del organismo regulador así como el año pasado lo señalaban por supuestas operaciones mediáticas contra la empresa en The Wall Street Journal.

Aliementa esa tesis la estrecha amistad entre el comisionado Gabriel Contreras y el consejero jurídico de Los Pinos Humberto Castillejos. En el IFT es sabido que Castillejos suele guiar los pasos de Contreras.

Las medidas impuestas en 2014 contra Televisa como actor preponderante en radiodifusión ya no eran suficientes, por lo que el IFT  realizó importantes modificaciones que desataron el malestar en la televisora.

Muy molestos, los directivos se quejaron de estas nuevas regulaciones, acusando que el IFT no tomó en cuenta cuánto ha cambiado el mercado desde el 2014: "Hay una nueva cadena televisiva abierta que está ganando terreno y estas medidas se dan en un momento de ‘competencia feroz' en el sector de la radiodifusión".

En el mercado hay opiniones encontradas sobre las nuevas medidas. Para Jorge Bravo, analista de MediaTelecom Policy and Law, fueron demasiado severas. Bravo las calificó como "invasivas" pues requiere un fuerte control, sobre todo en el tema de tarifas a clientes en temas de publicidad, y debe dar toda la información financiera, basados en una metodología que el regulador, que preside Gabriel Contreras, definirá.

Por el contrario, para Irene Levy, presidenta del Obervatel, las medidas pudieran haber sido más fuertes y  dan pistas de  que las regulaciones en materia de televisión de paga, donde la televisora de Azcárraga fue nombrada con ‘poder sustancial', podría no ser tan duras como se espera.

Pero más allá del debate técnico, los analistas también le dan una lectura política a las últimas decisiones del IFT que también incluyeron a América Móvil. "Es un mensaje de dureza por parte del Gobierno de ir en contra de América Móvil, la firma de uno de los hombres más ricos del mundo (por Slim)", opinó Bravo a LPO.

Para Bravo, esta avanzada permitirá mostrar resultados muy concretos en la reforma de telecomunicaciones, mientras que la energética o la educativa todavía no muestran avances que permitan sumar capital político. 

"Queda como el valor de separar a una empresa y eso muy atractivo para la imagen de los comisionados y hasta al propio presidente, que tiene esa oportunidad de salir victorioso en esta reforma, lo que no logró con las otras", explicó.

En la misma línea, Levy considera que es mensaje de que se están combatiendo a los monopolios. Pero más allá de eso, fuentes de  la televisora y del sector de telecomunicaciones advierten que el trasfondo atiende más a "una moneda de cambio" y hasta una venganza. La guerra de los medios y el gobierno se hace presente.

Más allá de la pelea de Quintero con sus ex patrones, en Los Pinos no agrada la insistencia con la que desde la televisora buscan congraciarse con Morena de cara a 2018. LPO reveló los cruces en la "telebancada", porque Tv Azteca cree que ahora es turno de preparar a un presidencial.

No es la primera vez que el Gobierno tensiona el vínculo con Televisa. Ya hubo otras crisis entre ambos focos de poder, concretamente cuando tuvo lugar el caso de Ayotzinapa y luego el escándalo de corrupción conocido como la Casa Blanca que el grupo Higa construyó para la primera dama.