Ya se veía venir. Con una inflación creciente -que en el último reporte del Inegi ronda el 5%- y la decisión de la Fed (Reserva Federal, por sus siglas en inglés) de incrementar tasas, el Banxico optó por un incremento en 25 puntos base.

Con este incremento, la tasa se ubica a un nivel de 6.50% y conforme a lo que espera el mercado, aún podrían venir más incrementos en las tasas. Un costo que el Banco Central ha decido tomar, empeñado en mantener el objetivo inflacionario a pesar de que esto empañe las promesas de crecimiento económico del Gobierno.

A pesar de ello, el organismo que encabeza Agustín Carstens muestra una visión menos negativa y advierte que "si bien prevalecen riesgos a la baja para el crecimiento, parecería estar disminuyendo la probabilidad de que se materialicen algunos de los más extremos".

Esta vez, en su reporte, el Banxico es más enfático en vigilar no sólo las decisiones que tome su homólogo estadounidense, así como el tipo de cambio, sino el traspaso del precio de las gasolinas al resto de los precios al consumidor.

Advirtió que existe el riesgo de que se observen incrementos en los precios de los bienes agropecuarios, aunque su impacto sobre la inflación sería transitorio

El instituto financiero también mantiene su alerta ante una incertidumbre que no cede. "A pesar de la significativa apreciación de la moneda nacional frente al dólar desde la última decisión de política monetaria, prevalece la incertidumbre en el entorno externo", destaca en su comunicado.

Como ya vienen advirtiendo, los integrantes del Banxico vuelven a insistir en que la inflación general anual continúe al alza, tanto por los cambios en precios relativos de las mercancías respecto de los correspondientes a los servicios, derivados de la depreciación acumulada del tipo de cambio real, como por el impacto transitorio de la liberalización de los precios de las gasolinas.