La salida de prisión del empresario Armando Yáñez promete convulsionar la interna del PAN por la candidatura presidencial. Ex dueño de Oceanografía, firma que prestaba servicios a Pemex y que defraudó al Citibanamex, el empresario ya desde hace semanas era contactado en su reclusión por un hombre de negocios de Querétaro de estrecha cercanía a la campaña de Rafael Moreno Valle. Los registros de visitas del Reclusorio Sur encierran detalles imperdibles par la política nacional.

Oceanografía creció fuerte en el sexenio de Felipe Calderón, donde era contratada por Pemex y ganaba jugosos contratos de obra público. Fondo que, según la justicia, fueron desviados por Yáñez. En 2008 Citibanamex reconoció sus problemas con la empresa. La empresa presentaba profundas irregularidades. El quebranto para la filial del Citigroup fue de 455 millones de pesos.

El caso Oceanografía tiene capítulos muy similares a Odebrecht en cuanto a lo que tiene que ver con empresarios cercanos al poder haciendo negocios en Pemex. El entorno del poblano conoce las historias de Yáñez y Felipe Calderón y de ahí que se está elaborando un dossier explosivo que podría ser detonado en el momento preciso. 

Es la misma táctica que se empleó con Ricardo Anaya: una larga carpeta repleta de datos sobre el nivel de vida del dirigente nacional panista. El ex gobernador de Puebla es una apasionado por la información y los datos que animan los sótanos de la política. Esa información adquiere todo su sentido si se considera el gran cabildeo de Moreno Valle entre los dueños de los principales medios del país.

El entorno del aspirante comprendió el valor de Yáñez en libertad y de ahí que hubieran intensas gestiones para ayudar al ahora ex presidiario a reunir los 7.5 millones necesarios para su fianza. Es entendible: Yáñez tiene la información como para detonar el proyecto de Margarita Zavala.

Cuando Yáñez cayó en prisión un abogado del círculo calderonista asumió su representación. Se trata de Francisco Cabrera de León cuyo hermano fue subprocurador durante el sexenio anterior. Este abogado logró que Yáñez no terminara en un penal de alta seguridad, sino en el Reclusorio Sur. Lo que no pudo evitar fueron los casi 30 meses de prisión. Otra historia de abogado y cliente que no termina del todo bien. 

Al empresario además le sirve estar en buenos tratos con quien pudiera ser competitivo en las elecciones presidenciales. Todavía le espera, además de su brazalete electrónico, una deuda millonaria con el SAT.