Donald Trump es el primer presidente de Estados Unidos que no cuenta con ninguna experiencia previa en polÃtica; es el primero también en ganar una elección con más de tres millones de votos en contra, y de los pocos que declinaron lanzar el primer pitch de liga de baseball, se sospecha que por temor a ser abucheado. Pero el récord que más molesta a millones de estadounidenses es el de sus impuestos. Donald Trump fue el primer candidato -y ahora presidente- que no hace públicas sus declaraciones de impuestos desde que Richard Nixon empezó la tradición hace más de 40 años. Irónicamente, la costumbre de hacer públicos los impuestos de un candidato presidencial nació del escándalo Watergate. Con Ãndices de aprobación por los suelos, Nixon, desesperado por recobrar la confianza de la nación, publicó su declaración de impuestos. A pesar de sus esfuerzos, nueve meses después se vio forzado a renunciar.
En mayo de 2014, un año antes de lanzar su campaña, Trump declaró que "si decido competir por un puesto de elección popular, publicaré mis declaraciones, por supuesto, me encantará hacerlo". En febrero del siguiente año dijo que lo harÃa "de ser necesario"; y un año después declaró: "Los vamos a publicar en algún punto. Probablemente". Como ejemplo, Hillary Clinton publicó 38 años de su historial fiscal y el de su esposo.
Durante la campaña Trump puso como excusa que estaba bajo auditorÃa del IRS (Servicio de Recaudación Interna), lo que le impedÃa publicar sus declaraciones. La propia dependencia aclaró que no era cierto: la ley no prohibÃa publicar declaraciones fiscales, aún si están siendo auditadas. Lo que es más, Trump nunca publicó evidencia de que estuviera siendo auditado.
En enero, poco antes de tomar posesión, Trump declaró en una conferencia de prensa que a nadie le importaban sus impuestos: "Los únicos interesados en mi declaración de impuestos son los reporteros, ¿Okay?". Una encuesta del Pew Research Center reveló que un tercio de los ciudadanos estadounidenses quieren que Trump publique sus impuestos.
¿Qué esconde?
Se ha especulado mucho sobre qué hay oculto en esas declaraciones para que Trump las oculte de forma tan desesperada. Han sido una pesadilla en términos de imagen para el presidente. Algunos creen que Trump no es tan rico como asegura, y que sus impuestos revelarÃan que no es tan ganador como quiere hacer creer. Otros sugieren que el presidente está ocultando cuánto dinero dona a la caridad.
Hace unos dÃas David Fahrenthold, reportero del Washington Post, ganó el premio Pulitzer por su investigación en la fundación Trump. Fahrenthold reveló el año pasado, a lo largo de una docena de artÃculos, que la Fundación Trump frecuentemente usaba donaciones de otros y las pasaba ante la opinión pública como salidas del bolsillo de Trump, entre muchas otras irregularidades. Por ejemplo, en por lo menos dos ocasiones Trump usó dinero de su fundación para comprar artÃculos de lujo en subastas de caridad. Es decir, dinero que se supone debÃa usarse para fines filantrópicos, Trump lo usaba para comprar un retrato gigante de sà mismo y lo descontaba como una donación. También reveló que Trump llegó a usar dinero de su fundación para arreglar problemas legales y silenciar quejosos. Sus declaraciones de impuestos podrÃan revelar hasta qué punto la máscara caritativa de Trump es un fraude.
Por último, es probable que el presidente simplemente, gracias a una contabilidad creativa y a su status como millonario, logra deducir la mayorÃa de sus impuestos, poniéndolo en una precaria posición moral ante sus votantes. Se sabe que en 1995 Trump perdió casi mil millones de dólares, lo que le podrÃa haber permitido no pagar impuestos por los siguientes diez años.
A pesar de lo que él cree, el dÃa de hoy miles de personas tomaron las calles de las ciudades más importantes de Estados Unidos para demandar que Trump publique sus impuestos. Está por verse si les hará caso.
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