El jefe de la oficina presidencial Frank Guzmán ya exterioriza la instrucción de Enrique Peña Nieto para el mes de mayo: nula presencia en actos masivos en  Edomex, Coahuila y Nayarit (donde el PRI juega una dura parada electoral), apariciones en escenarios austeros (preferentemente sin centros de convenciones ostentosos o público empresario) y más espacio para reuniones de gobierno y política (serán martes y jueves en Los Pinos).

El repliegue en los escenario electorales tiene un doble mensaje: por un lado Peña se impone una "autoveda" como gesto de respeto por dichos procesos estatales  y para no tener injerencia en los mismos y en paralelo se preserva de una posibilidad que está en el aire: que el PRI sea derrotado en las tres contiendas.

Despegarse lo más posible de la carrera en Edomex es clave para que, en caso de una debacle, los diversos actores del Partido no pretendan avanzar sobre su autoridad. El primer paso de esto sería remover a Enrique Ochoa de la dirigencia nacional en la asamblea de agosto.

Comprende además que salvo en Coahuila, donde el Partido tiene una estructura poderosa y el candidato de Morena va tercero lejos, en los otros dos comicios su figura puede perjudicar más que impulsar a los candidatos. La muestra de esta diferenciación fue ayer miércoles cuando Alfredo Del Mazo dijo no estar a favor del matrimonio igualitario que el presidente impulsó desde Los Pinos.

El nuevo registro explica además que el mandatario está más enfocado en los grandes temas del final de su sexenio: seguridad, negociación del TLC y permanencia de las reformas. Estos issues van por encima de las disputas electorales que Peña ha tercerizado en Luis Videgaray (Edomex) y Ochoa (Nayarit-Coahuila).