
Ya empezaron las primeras reuniones. Se agendan más citas para después de la elección. La resistencia del Diablo. |
La relación entre Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y los empresarios ha dado tumbos durante su campaña hacia la presidencia de México. El polÃtico tabasqueño ha cobrado revancha en contra de viejos "villanos favoritos", como Claudio X. González y Roberto Hernández, pero también se ha enfrentado con otros empresarios que forman parte de las nuevas generaciones, como es el caso del actual presidente del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), Alejandro RamÃrez.
Lo alto que lo posicionan las encuestas electorales ha permitido al candidato de Morena conducirse a su antojo. Lo mismo en foros con empresarios -donde les ha advertido que si no gana podrÃa "soltarse el tigre"-, que en los debates presidenciales, AMLO se muestra confiado, tranquilo. Sus detractores dicen que más bien ha adoptado una actitud soberbia. "Está muy sobrado", apuntan.
Dicha ventaja también le ha permitido enfrentarse -y salir airoso- con los empresarios, principalmente con los multimillonarios del Consejo Mexicano de Negocios a quienes acusa de confabularse en su contra. Alejandro RamÃrez, de Cinépolis; Eduardo Tricio, de Lala; Germán Larrea, de Grupo México; Alberto Baillères, de Grupo Bal; y hasta el magnate de las telecomunicaciones, Carlos Slim, han sido señalados por Andrés Manuel.
La pipa de la paz la fumaron, supuestamente, el pasado 5 de junio en una reunión que duró casi tres horas. Los empresarios le dijeron que no están de acuerdo con sus calificativos. Que no les parece que los llamen "minorÃa rapaz", pero que si los mexicanos lo decidÃan asÃ, estarÃan dispuestos a trabajar con él si resulta ganador el 1 de julio. "No vamos a sacar nuestras inversiones", le prometieron. AMLO, a su vez, les aseguró que no los perseguirá ni les cancelará contratos. Les dijo que fomentará la inversión, pero que no interfieran en la elección.
Uno de los grandes ausentes en la reunión fue José Antonio Fernández, presidente del imperio Femsa con presencia preponderante en el negocio de bebidas, comercial, farmacéutico y de gasolina. El Diablo, como lo conocen, habÃa enviando, dÃas antes, un mensaje a sus empleados alertando de los "efectos catastróficos" que han provocado los lÃderes populistas en el pasado.
Su ausencia se tomó como un claro desplante de El Diablo a AMLO, pero dicen sus más cercano que no fue asÃ. Aseguran que se encontraba en Asia como parte de una gira de trabajo como presidente del Consejo del Tecnológico de Monterrey. Incluso, dicen que les hizo llegar un mensaje a los representantes del candidato puntero. Se disculpó por no haber asistido.
Dicho mensaje es parte de la estrategia de conciliación que el Grupo Monterrey está intentando llevar a cabo para limar asperezas con AMLO. Se trata de una operación cicatriz emprendida por algunos de los integrantes del Grupo de los 10, como Armando Garza Sada, otro de los crÃticos del fundador de Morena.
"A pesar de que AMLO genera mucho temor y desconfianzas entre los empresarios, muchos ya se están haciendo a la idea de que va a ganar y se están poniendo flojitos", comentó uno de los principales empresarios de Monterrey.
La operación cicatriz es complicada por el "maltrato" que AMLO y el artÃfice de su proyecto de nación -y candidato a ser el el jefe del gabinete-, Alfonso Romo, consideran han recibido de los grandes empresarios regiomontanos.
"Es un hecho que hay una mala relación y que Romo ha representando un obstáculo, pero vamos a tener que hacer lo que los empresarios de allá (de la Ciudad de México): reunirnos para limar asperezas", agregó el empresario.
De acuerdo con fuentes cercanas al primer cÃrculo de López Obrador, los primeros acercamientos de los inversionistas regiomontanos con su equipo ya se dieron y las reuniones están planeadas para después del 1 de julio.
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