Editorial
Farándula para Todos y Todas
| Por Hernán StellaEn las recientes elecciones se abusó de una fórmula repetida que busca construir apoyo político a partir de una base de figuras con conocimiento popular que nada tienen que ver con las propuestas o la militancia. |
A lo largo de la historia (y los modelos), los “artistas” han sido esa raza intelectual que despertó el encanto de políticos y asesores por su convicción y su impacto en la opinión pública. Pero también, en algunos casos emblemáticos, esas voces amplificadoras de movimientos revolucionarios o corrientes ideológicas que han puesto la cara y el cuerpo por sus preferencias políticas. En la última década, esta tendencia pareciera haberse potenciado en la Argentina a través de actores, cantantes o líderes de opinión que -sin ponerse colorados- le pusieron una cara conocida al “de qué lado estás” que el kirchnerismo planteó como punta de lanza para enfrentarse a grupos económicos, mediáticos y otras yerbas.
Una semana antes de las elecciones del 27 de octubre, la tanda del Fútbol para Todos mostraba un spot por el aniversario de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner con un importante despliegue de artistas como Pablo Echarri, Federico Luppi, Dario Grandinetti, Nancy Dupláa, Adriana Varela y Lito Vitale, entre otros. Paradójicamente, el anuncio blandeaba la bandera de “una Argentina unida” en medio de una campaña donde el oficialismo era acusado por todo el arco opositor de crispar a la sociedad y dividirla políticamente. Una Argentina unida totalmente opuesta a la “Argen-Tina” del spot del Acuerdo Cívico y Social que buscaba a través de la sátira llevar al extremo el alejamiento que existe cada vez que evitamos hablar de política en la sobremesa, con nuestros amigos o en el lugar de trabajo para no confrontar.
Polémicas apariciones públicas o cuestionados contratos de artistas de la talla de Fito Páez, Andrea Del Boca, Florencia Peña, León Gieco o Pablo Echarri; y ataques a otros como Ricardo Darín, Fabián Gianola, Enrique Pinti o Alfredo Casero por pensar diferente, son algunos ejemplos de una farándula que también se muestra dividida ideológicamente como emergente de un país donde tomar posición política es casi tan o más importante que hacer las cosas bien.
Así como la década ganada nos dejó artistas más “comprometidos políticamente”, la última elección nos mostró políticos estilizados, pulidos estéticamente y ávidos de ganar popularidad en programas de TV o revistas del corazón sin importar a qué precio. Sergio Massa, Francisco de Narváez y Gabriela Michetti fueron algunos de los que desfilaron en los últimos dos meses por programas como los de Jorge Rial, Alejandro Fantino o Santiago del Moro para contar historias personales, experiencias de vida, amores y deslizar alguna propuesta política en busca de un perfil descontracturado y humano que los acerque a los votantes en una campaña llena de colores pero vacía de proyectos.
Sin dudas el premio mayor se lo llevó el affaire de Jésica y Martín, que conquistó las tapas de las revistas de peluquería en la semana previa al sufragio y se fue desvaneciendo casi con la misma fuerza que llegó, días después de contados los votos. Una “idea brillante” de campaña de conocimiento acuñada quizás por asesores que tomaron como la Biblia el éxito del programa “Gran cuñado” que catapultó al entonces candidato Francisco De Narváez y su frase “Alica, alicate” como grandes ganadores de las elecciones legislativas del 2009.
Otro capítulo se lo lleva una nueva camada de famosos devenidos en políticos como los ex deportistas Carlos Mac Allister (Pro) y Agustín Calleri (Unión por Córdoba con De la Sota); los periodistas Mirta Tundis, Walter Queijeiro (Massa) y Diego Valenzuela (Pro); o los ex árbitros Héctor Baldassi (PRO) y Javier Castrilli (De Narváez). Exponentes en las recientes elecciones de una fórmula repetida que busca construir apoyo político a partir de una base de conocimiento popular que nada tiene que ver con las propuestas o la militancia.
A sólo dos años de que se abra nuevamente el telón, sólo nos queda preguntarnos qué nuevas figuras se subirán al escenario político del 2015 y cuántos de los artistas comprometidos con el modelo se maquillarán para un nuevo spot nacional y popular.