Los análisis que animan las veladas en Los Pinos son volátiles y fluctúan casi a ritmo semanal. Los tres días que siguieron a la elección del 4 de junio estuvieron dominados por estupor de haber hecho una campaña multimillonaria para que Alfredo Del Mazo solo gane por 120 mil votos. Fueron momentos de festejos apagados y de planes de frentes amplios, coaliciones inclusivas cimentadas en el PRI, el PAN y el PRD para dar lugar al candidato del llamado sistema. La difusión de esa fantasía corrió por cuenta de Vicente Fox, habitual vocero de las ocurrencias del circulo presidencial.

El nuevo Pacto por México se volvió inviable cuando Ricardo Anaya interrumpió su buena relación con Luis Videgaray por entender que el Gobierno debía entregarle Coahuila a su abanderado Memo Anaya.

Las semanas pasaron y ahora el aire que se respira es más ameno. El primer punto de inflexión fue la reunión de Enrique Peña Nieto con gobernadores del PRI semanas atrás cuando el presidente dijo que el Partido tiene una elección difícil el año próximo pero que puede llegar bien posicionado. Alejandro Moreno Cárdenas de Campeche cortó la arenga preguntando de dónde saldrían los recursos. El presidente replicó que en diciembre se vería esa cuestión.

Peña Nieto entiende el retroceso del PRI en las casillas, sigue escuchando que la elección del año que viene es una elección más de cambio que de continuidad pero ahora está más convencido de su idea de que el PRI puede ser un perdedor con nivel, que retenga su cuota de poder legislativo, gane cinco de las nueve gubernaturas en juego el año que viene, nombre al fiscal general y digite las vacantes de la Suprema Corte.

Y Coahuila ahora es visto como una plataforma para ese andamiaje. El Tribunal Electoral podría anular la elección, según calculó el consejero jurídico Misha Granados, en la segunda semana de Noviembre. Se votaría de nuevo, posiblemente con nuevos candidatos y ahí entrará en escena esta nueva percepción de a actualidad.

A diferencia de junio, ahora el presidente reclamaría poner al candidato a gobernador y montaría una operación electoral para ganarle al PAN por diez puntos. Ese sería la primera fase para la contienda presidencial. Un triunfo contundente para recuperar la épica, reagrupar a las fuerzas internas y aprovechar el envión de cara a la presidencial.

Días atrás Peña platicaba con un encumbrado hombre de negocios de fuertes intereses en EU. El mandatario arrojó su perspectiva: "si en 2018 hay tres candidatos fuertes la elección es para Morena porque PRI y PAN dividen voto pro sistema pero si hay cuatro buenos candidatos y el voto antisistema también se divide, la moneda vuelve a estar en el aire".