Trump tuvo un mal fin de semana. Arrancó el sábado a las 5:33 de la mañana lanzando un ataque en Twitter contra lo que llamó el "Amazon Washington Post", refiriéndose a que el propietario del diario es Jeff Bezos, fundador de Amazon.com. El mandatario acusó al rotativo de publicar una nueva filtración de inteligencia: "Esta vez contra el Fiscal General Jeff Sessions. ¡Estas filtraciones ilegales, como las de Comey, deben parar!".

La tarde del viernes el Post publicó una comprometedora historia en la que, según sus fuentes de inteligencia, Sessions habría discutido "asuntos relacionados con la campaña, incluyendo temas de política importantes para Moscú" con Sergey Kislyak, hasta hace poco embajador de Rusia en Estados Unidos y uno de los operadores de inteligencia más importantes de Vladimir Putin. 

El presidente no paró y a lo largo del fin de semana lanzó 24 tuits, algunos atacando a los Republicanos en el Congreso por su incapacidad de acabar con Obamacare, en otros atacó a Jeff Sessions y lo cuestionó por no investigar a Hillary Clinton.

El domingo se supo que en el Congreso había un acuerdo bipartidista para aprobar un nuevo y severo paquete de sanciones contra Rusia

El mismo domingo se supo que el Congreso había alcanzado un acuerdo bipartidista para aprobar un nuevo y severo paquete de sanciones contra Rusia. La Casa Blanca protestó por una sección en la ley que forzaría al presidente a consultar con el legislativo antes de remover alguna de las sanciones.

Ese mismo día, Anthony Scaramucci, un extravagante banquero de inversión y abogado que en el pasado ha defendido a Trump en televisión y que podría pasar por extra de la película Wall Street de 1987, dirigida por Oliver Stone, se estrenó como director de comunicaciones de la Casa Blanca e hizo la ronda por los programas dominicales de análisis político.

En el espacio de Jake Tapper en CNN, Scaramucci defendió a su nuevo jefe con un nivel de lealtad que sólo alguien como Trump podría demandar. Durante el acalorado encuentro, el nuevo comunicador presidencial pidió que a Trump le permitieran aceptar el asunto de Rusia "en su propio tiempo", y que los medios dejaran de presionarlo.

Scaramucci insistió en que el problema de la administración es la forma deficiente en que se han comunicado los logros del presidente: "Estaremos enviando el mensaje de una forma diferente".

 "Sólo esta semana", recordó Tapper, "el presidente hizo una entrevista con el New York Times en la que atacó al Fiscal General, al vicefiscal, al investigador especial, al exdirector del FBI y al director en funciones del FBI, luego lanzó una tormenta de tuits el sábado, y me pregunto, ¿es más autenticidad lo que necesita el presidente, o más control?"

Jake Tapper y el presidente Barack Obama

Facebook Jake Tapper

Tapper señaló que uno de los problemas a los que se enfrentó Spicer es que el presidente constantemente distraía la atención de su agenda para quejarse del tratamiento que recibe de los medios, o de por qué nadie está investigando a Hillary Clinton, o para protestar la atención que recibe la investigación Rusia.

Sólo esta semana el presidente hizo una entrevista con el New York Times en la que atacó al Fiscal General, al vicefiscal, al investigador especial, al exdirector del FBI y al director en funciones del FBI

El nuevo vocero dijo que "al presidente le gusta hablar desde el corazón" y dice lo que piensa, y aprovechó para advertir al equipo de comunicación de la Casa Blanca que "van a terminar las filtraciones, y si no terminan yo los voy a terminar a ustedes".

A pregunta expresa, Scaramucci se negó a confirmar o rechazar si Trump firmaría la ley que se calcula será aprobada en el Congreso mañana. El presidente tiene el poder de vetar cualquier pieza de legislación y ya se rumora que tiene planeado matar las nuevas sanciones contra Rusia.

"Supongo que el tomará esa decisión pronto", aseguró Scaramucci, y pidió que la gente confiara en los "fenomenales instintos" del presidente. "Hay mucha desinformación allá afuera", dijo. "No toda la información está sobre la mesa".

Si Trump intenta vetar la resolución del Congreso, que en el Senado ya pasó con sólo dos votos en contra, el Congreso facilmente podrían cancelar su veto y oficializar la ley.

"Alguien me dijo ayer, y no te voy a decir quién, que si los rusos realmente hackearon esta situación jamás los habríamos visto y no habría evidencia de su presencia, lo que significa que tienen total confianza en su capacidad de hackear".

El reportero presionó entonces a Scaramucci: "Anthony, espera", dijo. "No sé quién es esa persona que te dijo que no hubiera sido posible detectarlos, pero es la conclusión unánime de-" Scaramucci lo interrumpió: "Qué tal si te digo que fue el presidente, Jake".

El nuevo director de comunicaciones Anthony Scaramucci junto a Donald Trump en la Oficina Oval

Facebook Anthony Scaramucci

"Okay", respondió Tapper, "es el consenso de la comunidad de inteligencia que fueron los rusos. Este es el problema, tenemos expertos, las agencias de inteligencia de manera unánime, tanto aquellos nombrados por Obama como los que fueron nombrados por Trump, el director de Seguridad Nacional, el líder de Inteligencia Nacional, el director del FBI... Todos estos expertos dicen que Rusia hackeó la elección y quiso intervenir en la elección... El presidente Trump los contradice y tú estás apoyando al presidente Trump".

Rápidamente la administración se acerca a lo que podría convertirse en una crisis constitucional. En uno de sus tuits del sábado Trump pareció confirmar que en efecto ha estado considerando otorgar un perdón presidencial

Scaramucci concedió que cuando el presidente tome una decisión "yo estaré 100% con él, porque soy su director de comunicación". El director de comunicación insistió en que lo importante es poner al presidente y su mensaje afuera y permitirle comunicar su agenda; también confirmó que Trump no estaba convencido de que Rusia estuviera detrás del hackeo a la elección y a la campaña de Hillary Clinton.

Rápidamente la administración se acerca a lo que podría convertirse en una crisis constitucional. En uno de sus tuits del sábado Trump pareció confirmar que en efecto ha estado considerando otorgar un perdón presidencial a aquellos miembros de su equipo que hayan hecho algo indebido durante la campaña.

"Aunque todos estamos de acuerdo que el presidente de EU tiene el poder completo de perdonar, por qué pensar en eso cuando el único crimen cometido hasta ahora son FILTRACIONES contra nosotros. FAKE NEWS". 

Durante la entrevista con Tapper, Scaramucci insistió en que el presidente simplemente había mostrado curiosidad y que eso no significaba que estuviera considerando perdonarse a sí mismo.

En lo que quizás haya sido un arranque de honestidad freudiana, Scaramucci preguntó en la entrevista: "¿Qué van a hacer ustedes [los medios], deslegitimar su victoria? Él ganó la presidencia legítimamente". Tapper estuvo de acuerdo. Desde hace meses se ha sugerido que la incapacidad de Trump de reconocer que Rusia pudo tener algo que ver con su triunfo viene del temor de que su legitimidad como presidente sea cuestionada.

Es quizás el mismo temor que lo impulsó a tomar una teoría de la conspiración y convertirla en realidad: que entre tres y cinco millones de votos para Hillary Clinton fueron fraudulentos, emitidos por personas muertas o inmigrantes indocumentados.

Lo cierto es que para Donald Trump haber perdido el voto popular por casi tres millones de sufragios fue una humillación que le ha costado trabajo aceptar. A tal grado ha llegado su irritación con estas cifras que hoy existe una comisión presidencial para investigar el supuesto fraude electoral cometido por los demócratas y que lo único que logrará será suprimir el voto de las minorías al demandar mayores restricciones para los votantes.

"Dejen que maneje la presidencia como él quiere. Él tomará la decisión [de Rusia] a su propio paso... Dejen hacerlo a su propio tiempo y paso, [el presidente] no le está haciendo daño a nadie", insistió Scaramucci.