Enrique Peña Nieto realiza una gira de trabajo en Chiapas donde el principal asunto de trasfondo político sigue siendo quién será el candidato del tricolor hacia el 2018 en el Estado sureño y si será viable sostener la alianza PRI-Verde.

La relación entre Los Pinos y el Verde está en un punto complicado desde que en este instituto político comenzaron a decir que el partido podía o bien sumarse a una alianza distanta a la del PRI o bien ir con su candidato propio. En este segundo aspecto el gobernador de Chiapas Manuel Velasco comenzó a construir su candidatura luego de que observara con malestar el destape del senador Carlos Puente hacia 2018.

Velasco jugó fuerte en la elección de Edomex, quedó bien con el presidente por su labor en ciertos distritos de ese territorio pero no logró que el Verde retuviera su registro en la entidad. Por eso luego Pablo Escudero comenzó a hablar de una candidatura por separado del PRI. El yerno de Manlio Fabio Beltrones respalda la idea de que el PRI se beneficia del Verde a cambio de nada.

Y Velasco, que siempre fue pro alianza con el PRI, que incluso le habló a Peña de armar una coalición amplia en Chiapas (PRI-PAN-PRD), comenzó a tener su propio frente con el entorno presidencial: le está negando dejar a su delfín Eduardo Ramírez como candidato a la gobernatura. Por el contrario, el senador Emilio Gamboa alienta al senador Roberto Albores Gleason como candidato por la alianza hacia 2018.

Velasco se entiende amenazado por este grupo que ha comenzado a realizar movimientos en la Auditoría Superior de la federación para neutralizarlo y presionarlo para que no impulse a Ramírez.

La situación que tiene que resolver Peña es difícil porque Chiapas es el único estado donde el Verde tiene una maquinaria poderosa que en conjunto con el PRI puede habilitar un triunfo. Pero también es cierto que la votación coincide con la presidencial y que AMLO ya ganó en Chiapas. Y en este aspecto no convence ni Ramírez ni Albores como candidatos medianamente competitivos.